«10ma cicatriz»

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10ma cicatriz.

POV. Caín

- ¿Y bien? - pregunté a lo que Daniel me miró con una sonrisa pícara. - ¿Los bunkers o Soda estéreo?

Daniel se lo pensó mientras enrollaba con su tenedor los fideos que habíamos preparado juntos esa noche.

- los bunkers - afirmó apuntándome con el tenedor.

- buena elección - sonreí y coloque en mi celular "llueve sobre la ciudad"

Llevábamos una semana completa conviviendo juntos, no había regresado a mi casa desde la última vez que fui a buscar ropa y sinceramente era agradable, estar con Daniel en la misma habitación era de alguna forma reconfortable.

Ambos terminamos de comer mientras tarareabamos la canción.
El castaño tomó ambos platos vacíos y se fue a lavarlos, lo observé sentado desde la mesa

- ¿Vas a dejar de mirarme? - preguntó volteandose hacia mi. - ¿o me vas a ayudar a lavar la loza?

- observaré - confirme y el castaño se dio media vuelta para seguir lavando, ahora, la olla donde había cocinado.

Me levanté de la silla y me acerque silenciosamente hasta poder abrazarlo por la espalda.

- ¿Es un ataque sorpresa? - preguntó

- es un ataque sorpresa - lleve mi boca a su cuello y lo bese. - un ataque sorpresa que te hará feliz - sonreí y este se dio media vuelta dejándonos cara a cara.

Sus mejillas se enrojecieron y me sonrió lamiendo sus labios fugazmente.
Me acerque y pegue mis labios junto a los suyos, Daniel subió sus brazos y rodeó con ellos mi cuello.

- No te gustaria...no sé, ¿Formalizar? - pregunté cuando aquel pensamiento llegó a mi cabeza.
- ¿Formalizar que? - preguntó.
- esto, digo, nosotros - tome con ambas manos su rostro. - no me gusta que no definamos lo que sentimos, más bien, lo que queremos ambos.

Daniel continuaba mirándome fijamente y sonrió, sonrió de una forma tan hermosa que me saco un suspiro.

- está bien - soltó. - lo aceptaré solo si lo preguntas en voz alta y claro.

Fruncí el ceño y rodé los ojos, realmente era un crío.

- ¿Quieres ser mi novio? - pregunté con el corazón en la mano.

- si - río - esto parece una propuesta de matrimonio.

- ¿Quien dijo que no podría ser eso? - me abalancé contra el tomándolo en brazos, comenzando a caminar hacia su cuarto con él en mis brazos, lo baje a risas y nos miramos.
Todo parecía un sueño, y si este era uno, no quería despertar de él.

- me gustas - susurró Daniel abrazándome ya en la cama.
- somos dos - susurré igualmente acercándome a sus labios y comenzando a acercarme a ellos, besándolos suavemente.

El departamento estaba vacío, solo estábamos nosotros en el, éramos nosotros en nuestro mundo, en nuestro único mundo, una habitación, una cama y dos corazones deseosos del otro.

Daniel rodeó mi cuello con sus brazos, profundizando el juego de besos a uno más pasional, un beso lleno de esperanza y futuro, ninguno estaba pensando en cosas pasadas, era algo presente y futuro, nuestro futuro.

Nuestras respiraciones se volvieron agitadas, nuestros pechos subían y bajaban. Comencé a invadir su cuerpo con mis manos, metiéndolas bajo su camisa y rozando su torso, su espalda, palpando su columna.
A su vez, Daniel tímidamente ultrajaba mi cabello acariciándolo y jalandolo a su gusto.

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