Mi condición

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En ese momento nada podía ser mejor. Nada podía compararse con la tranquilidad que sentía en su corazón. No quería que el tiempo pasara, sólo quería estar así por el resto de su vida.

Estaba recostado sobre su cama en su departamento (ya totalmente reconstruido desde hace tiempo) con sólo unos bóxers puestos y el cabello húmedo ya que terminaba de salir de una ducha con agua tibia. 

-Kacchan... - la dulce voz Izuku le hizo girar su cabeza hacia un lado, encontrando al más bajo saliendo del cuarto de baño con una playera, pantalones cortos puestos y una toalla alrededor de su cuello de la cual utilizaba uno de los extremos para secarse sus aún mojados rizos verdes.

-Ven - se recorrió hacia un lado para dejarle espacio. 

Ya habían regresado ambos al mundo del heroísmo, él estaba casi totalmente recuperado y podía hacer trabajos simples. Por su parte, Izuku se ganaba cada vez más la confianza de la población trabajando en conjunto con él y con sus demás compañeros y amigos. 

Todo iba volviendo a la normalidad.

También aunado a esto, habían hablado de lugar de su residencia. Era difícil. 

Ambos extrañaban su ciudad de origen, pero él ya tenía una vida ahí, un lugar donde vivir y una agencia. No quería simplemente irse. A pesar de que no se había sentido realmente como en su hogar, había parte de él que le gustaba estar ahí. Quizá la costumbre, no lo sabía. 

Sin embargo, pensaba que si Izuku debía revindicar su título como Símbolo de la Paz, debía hacerlo donde había comenzado todo. Por lo que al final accedió a mudarse, pactando que visitarían de vez en cuando a su antiguo jefe y a las demás personas. 

En ese momento ya habían empacado todo, era una noche antes de la mudanza y querían descansar todo lo posible ya que habían sido días ajetreados. 

El de rizos verdes se sentó al borde de la cama - Kacchan, te estás quedando dormido - soltó una risita mientras le acariciaba la mejilla con suma delicadeza. Adoraba esos gestos del más bajo, le hacían sentir una calidez inmensa cuando lo hacía.

-No, sólo estoy descansando un poco los ojos - no se había dado cuenta cuándo los había cerrado, pero aunque no lo admitiera, sí, se estaba quedando dormido. 

Tantas noches que vivió en vela, tanto sufrir todos esos años que le costaba acostumbrarse a esa paz que ahora envolvía el lugar, sin embargo la disfrutaba como nadie.

-Creo que debemos dormir, mañana también será un día ocupado.

Mas, antes de que Izuku se volviera a levantar quien sabe para qué, él lo agarró del brazo y lo jaló para darle un suave beso, el cual poco a poco fue volviéndose más profundo y salvaje. No había pasado nada entre ellos, no más que besos, toques y una que otra masturbación, pero él ya no podía más. 

Pronto se posicionó sobre el ojiverde sin despegar ni un milímetro sus bocas que intentaban acapararse por completo, succionando y mordiendo de vez en cuando. 

-Izuku, ya es suficiente, te haré mío, como antes, no... esto será mucho mejor... - sus palabras sonaban en un leve susurro junto al oído del más bajo quien se estremecía a cada choque de su respiración contra su piel, además de que comenzaba a sonrojarse violentamente.

Su lengua recorrió todo su cuello, su clavícula, deteniéndose ahí para succionar y dejar algunas marcas rojizas, luego al no poder seguir dado que la playera se interponía entre su boca y la deliciosa piel del pecoso, se separó un poco para mirarlo a los ojos. - Dios, Izuku, quítate esta maldita playera o te la arranco - sin rechistar el ojiverde se la quitó de un movimiento, volviendo a quedar recostado boca arriba. Hecho esto, prosiguió su camino hasta el pectoral izquierdo donde solamente rodeó el pezón, el cual aún así se puso duro al instante. 

Condiciones. [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora