Capitulo V. Parte III.

21 1 0
                                    

La pareja charlaba a gusto, ya habían terminado de comer, la carne de Rathian sin duda hacia honores a su reputación, reían por historias que ambos contaban, aunque la que relataba ahora era Ritz.

-¡Y desde entonces me pregunto si las manzanas son asesinas! ¡Jajaja!-Contaba la peliblanca mientras reía a pierna suelta y Marche le acompañaba en las risas.

-¡Jajaja! Eso solo te pasa a ti, Ritz.-Decía el rubio mientras se limpiaba una lágrima de los ojos por tanto reírse.

-Sí, soy única.

Marche giro la cabeza aun con una sonrisa y se fijó en el bello río que tenían a unos metros de ellos, la luz de la luna bañaba las cristalinas aguas haciendo que el río adquiriera un hermoso brillo.

-Aquí el paisaje es muy hermoso.-Comento el rubio para sí mismo pero Ritz le oyó.

-Tienes razón, algo que sin duda voy a extrañar de Ivalice serán los hermosos lugares que pude visitar.

-Yo igual, aunque confía en mí, no nos iremos pronto.-Le guiño un ojo a Ritz. Ella al entender el mensaje no pudo evitar sonreír.

Miraron al bello río por un largo tiempo, hasta que Marche discretamente desvío su vista hacia Ritz, su bella cara de finas facciones expresaban asombro ante tal espectáculo natural que se mostraba frente a sus ojos, El rubio no pudo evitar sonreír y decir inconscientemente:

-Eres hermosa, Ritz.-Dijo el en voz alta.

Ella le miro confundida hasta que un ligero rubor se esparció por sus mejillas, no pudo evitar bajar la mirada para luego recomponerse y brindarle una cálida sonrisa a Marche.

-Gracias, tú también te vez bien.

Marche no pudo evitar carcajearse un poco, Ritz le miraba confundida pero este no paraba de reírse hasta que al cabo de unos segundos recupero la compostura para decirle a Ritz:

-Es irónico. ¿No?-Pregunto con una pequeña risa el rubio.

-¿A qué te refieres?

-Recuerdo que cuando llegue a la escuela siempre me ponía nervioso al hablarte, eras una chica muy fuerte y valiente, no dudaban de enfrentarte a todos los hombres del salón tu solita y lo mejor de todo es que aun así ganabas la lucha. Siempre me emocionaba y asustaba cuando te acercabas a mí, aunque después de haberme defendido de aquellos chicos que me molestaban a mí y a Mewt por ser el nuevo, te consideró una gran amiga desde entonces.-Termino de contar Marche.

-Mi mama siempre me enseño a defender a los más débiles que yo, aunque... Nadie nunca me defiende a mí.

Marche temeroso arrastro su mano por sobre la mesa hasta tomar la de ella con la suya, ella le miro pero sonrió fugazmente mientras se sonrojaba ligeramente.

-Nunca nadie te ha defendido porque eres la mujer más valiente y fuerte que hay en todo el mundo. Pero, aunque no lo necesites yo siempre te defenderé.

Ambos se miraron con una sonrisa, poco a poco el espacio entre sus caras se fue acortando hasta que ambos podían sentir su respiración, sus corazones latían a mil por hora, sus labios estaban a punto de fundirse en uno hasta que...

Maldito Moguri! ¡Casi me matas!-Se escuchó un grito femenino a la lejanía. Ambos miraron hacia todos lados desconcertados buscando el origen de la voz, aunque no encontraron a nadie.

¿Acaso estaban enloqueciendo?

-¿Escuchaste eso, Marche?-Preguntó ella alejándose un poco, Marche fruncido el ceño analizando la situación, habían arruinado el momento, esa voz femenina regañaba a un Moguri, el rubio maldijo en voz baja.

Seguro Montblac, Shara y Doned nos espían.

-Em, no. No, no escuche nada. ¿De qué hablas, Ritz?-Argumento nervioso el rubio para quitarle importancia al asunto.

-No, nada. Cosas mías.

Mi linda fantasia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora