Cuando me di la vuelta me encontré con unos ojos azules que me empezaban a ser familiares.
-¡Charlotte! ¿Qué haces aquí?- dije un tanto confundida. No me sonaba haberla visto por aquí nunca.
-Ya te he dicho que me puedes llamar Lottie, olvidadiza.- dijo riéndose.- Al parecer soy tu nueva vecina.
-¿Sois los que se mudan al lado?-dije sorprendida.
-¡Sí! Eso significa que nos veremos a menudo.
Se escuchó como la llamaban a lo lejos.
-Me tengo que ir, pero espero verte pronto. ¡Me alegra que seas mi vecina!- me abrazó y se fue. Aquello me pilló un poco de improviso pero no pude evitar sonreir. Por lo que podía comprobar, Lottie tenía una personalidad extrovertida.
Entrando en casa me pregunté si sería hija única, como yo. Tal vez tuviese hermanos pequeños, lo cual me encantaría, ya que adoro a los niños pequeños.
La semana pasó rápidamente y sin darme cuenta ya era viernes.
-Venga Nahiana tienes que venir.- dijo Taylor mientras me dirigía a matemáticas.
-Taylor, ya sabes lo que pienso sobre esas fiestas. Además, no estoy invitada, no pinto nada ahí.
-¡Claro que si! Te invito yo. Por favor, de verdad que quiero que vengas conmigo.
-No se…- dije indecisa. Taylor tenía un gran poder de convicción, estaba segura que no pararía hasta que le dijese que si.
-Si aceptas prometo recogerte y llevarte a la fiesta. Ah, y también te invitaré a un helado algún día.
-¿Un helado de Baskin Robins?
-Por supuesto.- dijo mientras su sonrisa se ensanchaba.
-Trato.- acepté riéndome.
-Te recojo a las 10 en tu casa. Y recuerda, tienes que arreglarte.- dijo mientras se alejaba para ir a su próxima clase.
-Estas pidiendo demasiado.- me reí.
-¿Irás?- me sobresaltó Leah cuando me di la vuelta.
-Al parecer sí. Me he dejado convencer por Taylor.
-Como siempre.- dijo ella riéndose mientras se sentaba en la mesa al lado mía.
Eran las 7.30. Faltaban dos horas y media para que Taylor viniese a por mí. Yo no era una chica que tardase mucho en arreglarse pero por alguna razón decidí que iba a hacerle caso a Taylor. Hacía un rato que se había ido Leah de mi casa. Había comido aquí ya que teníamos que hacer un trabajo de historia. Después me pidió prestado un vestido para esta noche y aprovechó para aconsejarme que ponerme esta noche. Al principio yo me mostraba un poco insegura, pero al final me acabó convenciendo. ¿Que hay de malo en pasárselo bien una noche?
Me duché y sequé el pelo. Me lo ondulé ligeramente, un poco más marcada de cómo lo solía llevar. Observé el vestido que me había elegido Leah para esta noche. Era negro, con la espalda descubierta y con transparencias. Me lo había regalado mi madre hace tiempo y realmente no es algo que me pusiese muy a menudo. Ya ni hablemos de los tacones. Bufé. Iba a ser una noche muy larga con ellos puestos. Me maquillé marcando mis ojos y con pintalabios rosa claro. Creo que mis ojos son lo único que me gusta de mí. Debía darle las gracias a la familia de mi padre por los ojos azules.
Cené ligeramente, mientras mis padres no paraban de hacerme cumplidos. No pude parar de reirme en toda la cena por sus comentarios.
Eran las 9 en punto cuando escuché el ruido del coche de Taylor aparcar. Salí de casa despidiéndome de mis padres y cogiendo la cartera y el abrigo. Me acerqué al coche y Taylor ya estaba fuera esperándome. Camisa blanca remangada y pantalones vaqueros ajustados. No podía negar que mi amigo era guapo. Me miró de arriba abajo y tras un incómodo silencio para mi, habló.
-Nahiana, tendré que invitarte a fiestas más a menudo con tal de verte arreglada otra vez.- dijo riéndose con su mirada puesta todavía en mí.- En serio, estás guapísima.
-Para, vas a hacer que me sonroje.- dije riéndome y yendo a darle un abrazo.- Vamos, chófer por un día.
-No olvides también que te tengo que invitar a un helado. Si no te conociese tan bien diría que te estás aprovechando de mí.
Y así pasó el resto del trayecto hacia la fiesta. Tenía mucha confianza con Taylor, prácticamente nos habíamos criado juntos.
Llegamos a la fiesta y me sorprendí lo desmadrada que estaba siendo tan temprano. Había gente tirada en el césped delantero de la gran casa y parejas dándose el lote en cualquier rincón. No me sentía del todo cómoda.
Al parecer Taylor se dió cuenta cuando entramos dentro.
-¿Estás bien?- dijo un poco preocupado.
Yo solo asentí con la cabeza.
-Toma.- dijo mientras me daba un vaso transparente con un líquido azulado dentro y me sonreía.
La noche solo había empezado.
¿Os está gustando la historia? Voy a subir muy a menudo ya que de repente me han venido miles de ideas sobre esta historia. Ya sabéis, votad y comentad pls. xx
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Crashed. | louis t.
Hayran KurguElla. La típica chica invisible a los ojos de todos. Él. El típico chico mujeriego que consigue a cualquier mujer con solo pestañear. Sus vidas se cruzaran. Parece la típica historia de amor pero, ¿y si las cosas fueran al revés?