Lucky ones | John Lennon. ×Corrigiendo×

"capítulo uno"

you and me are the lucky ones this time...

Un día más de los que yo estaba acostumbrada, siempre la misma rutina, esperar con mi mejor vestido su perfume favorito y mis labios de un rojo cereza como a él le gustaba, esperar esperar y esperar a eso se reducía mi vida con John Lennon, pero la gloria que sentía al respirar su olor en mi piel reducía todo los demás.

Él concierto terminaría en 10 minutos, pero siempre me hacía esperar como repetí antes, ya os dije, mi vida con él se reducía a eso.

Lo vi acercándose a lo lejos, nunca se cambiaba antes de vernos traia el mismo traje con el que estuvo cantando portaba una pequeña mochila, le sonreí antes de que subiera al carro.

—Molesta aquí esperándote tuve un mal deseo.

—¿Si? ¿Cuál? —se inclinó esperando un gran beso que le nege.

—Sabes que no nos iremos si no salimos ahora, guarda tus besos Para luego.

—¿Nena por que tan borde?

—Sabes, ¿Quieres saber que pasa?—formule arrancando el auto.

Puse rumbo a nuestro sitio, donde nuestras encuentros se convertían en suaves delicias, no dejé que el contestara...

—John eres una estafa y un completo mentiroso.—exclame enfadada.

—En serio cada día te entiendo menos bebé, no es está jodida mierda lo que querías, sabes que si ella se entera nos mata a los dos.
—bajo la ventanilla y encendió un cigarrillo.

—¿Quiere saber el puto John Winston Lennon por que no dejó está mierda?

—Pues me sería de gran ayuda la verdad.—colocó el cigarrillo en mis labios, di una calada.

Mi labial quedo impregnado en la boquilla, él lo miro y lo acercó a sú nariz Para olerlo.

—Mmmmh cerezas, sabes que es mi favorito, y ahora dime, ¿Por que no me dejas de una jodida vez?—

Me miró como él solía hacerlo, odiaba esa mirada, parecía estar penetrandote en el alma.

—Pues por que nadie puede compararse a como tú me haces el amor. —acaricie su cabello dulcemente.

Él agarró mi mano y la coló junto con la suya por debajo de mi vestido.

—Salgamos de esta cuidad nena, por que estamos en llamas.

Acariciaba mis muslos yo guíe su mano hasta mi intimidad.

—Johnny si te apegas a mí, puedo llevarte más alto de lo que ella lo hará jamás. —solté un pequeño gemido.

Sus dedos se escaparon por el  interior de mis braguitas.

—Sabes que no puedo dejarla, no me pidas eso, pero tampoco te alejes de mí nena.

—Johnny si no dejas de acariciarme así nos mataremos los dos, para.—saqué sus dedos de mí.

—Pues date prisa en llegar por que no puedo más.—miró su Entrepierna.

—Maldito como desearía odiarte lo juro, pero te amo como nunca amé a nadie te odio.—le regalé una mirada lasciva.

Llegamos al lugar, este era una casita de madera rodeada por grandes pinos, salimos del auto, John me cargo en sus brazos, la pequeña cabaña tenía un gran Sofá delante un chimenea con tronquitos una cocina americana y a su lado un pasillo que daba a la habitación muy pequeña justo para la cama y una mesilla.

John me sentó en el sofá él soltó su mochila en una silla y encendió un farolillo que estaba junto a la chimenea, sacó su encendedor del bolsillo y lo prendió.

—¿Tienes frío? ¿La enciendo?

—No, ven.—corrí detrás de del sofá.

—¿Por qué huyes de mí? Sabes que no podrás escapar de mí nunca. —dio unos pasos hasta mí.

Comenze a girar sobre mí misma, él consiguió agarrarme me elevó y dio vueltas conmigo, yo tenía mi mirada en el techo.

—¡Johnny más rápido!—exclame riendo.

—Nena me estoy mareando creo que voy a vomitar.

Lo miré y estaba blanco como la nieve.

—¡Dios mío John! Pobrecito mi chico, vamos sentemonos.

Él se acostó en el sofá yo encima con mi mirar fijado en el suyo.

—Juro por dios que nunca vi nada  más hermoso que tú.—susurre en sus labios.

Él me miraba dulcemente.

—Como te atreves a mirarme así, a ser tan bella, hoy seras mía lo juro por muy cansado que este por el maldito concierto. —fijo su mirar en el techo.

Yo acariciaba su carita.

—Que bobo eres, tranquilo descansa, tenemos toda una vida para culminar nuestro deseo.—

Descanse mi cabeza en su pecho que subía y bajaba con su dulce respiración.