Capítulo 8

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Habían pasado ya cuatro meses, pero el recuerdo quemaba en su mente como si hubiese sido hace un par de horas.

Era treinta y uno de diciembre y estaban volando contra reloj, de Seúl a Nueva York. Habían sido invitados para el Especial de Año Nuevo de Dick Clark, y los nervios picaban en sus estómagos ante la expectativa de lo que iba a ser presentarse en un programa que tenía tal trascendencia global.

Jin estaba sentado junto a Jungkook, el menor reposaba su cabeza en el hombro de Jin, mientras éste acariciaba su cabello de forma distraída, oliendo el aroma a vainilla que desprendía de su cuero cabelludo. La mano de Jungkook jugaba con los largos dedos de su hyung, y Jin, en esos pocos minutos en silencio, se sentía feliz.

Realmente feliz.

Pero la felicidad, en su caso, parecía que jamás duraba mucho. Siempre había un suceso que rompía la burbuja y quebraba todas sus ilusiones en millones de piezas.

Esta vez, Jungkook, el creador fundamental de esa ilusión, fue el mismo que la destruyó por completo.

Tras haberse presentado en el programa y que todo haya terminado bien, volvieron al hotel para festejar año nuevo y descansar. Tenían unos nueve días de vacaciones para volver a Corea e iniciar el año con muchas más actividades. Por lo que, con varias botellas de alcohol, una mesa llena de aperitivos y un gran ventanal con vista al Times Square, los chicos se dispusieron a festejar año nuevo.

Con la música un poco fuerte, juegos de mesa y bromas subidas de tono, la hora fue pasando hasta que tocaron las tres y media de la noche. Jin estaba un poco mareado, pero todavía no había besado la lona.

Según él, podía mantenerse en pie por unas horas más, bebiendo de forma más moderada.

Pero el champagne se había acabado y el servicio a la habitación no respondía, por lo que con determinación, tomó la tarjeta del cuarto y salió rumbo a la planta baja. Debió haberse dado cuenta que Jungkook estaba detrás suyo, pero no lo hizo. Tampoco se dio cuenta cuando prácticamente le cerró las puertas del elevador en la cara.

Jin se reprochaba una y otra vez ese tonto descuido, pero había pasado más de cuarenta y ocho horas sin dormir, y se había tomado él solo, dos botellas de champagne y algún que otro trago que Namjoon puso en su garganta.

Las puertas del elevador se abrieron y caminó rumbo a la barra. Estaba bastante lleno de gente, todos vestían como si fueran a ver a la reina de Inglaterra, o fueran a follar contra una pared. La camisa de Jin un poco gastada porque era su favorita para dormir, y sus pantalones de jean un poco rotos, no daban el target del lugar para nada.

Pero quería alcohol, y no le importaba que las personas lo miren como un vagabundo entrando a un hotel de cinco estrellas. Con seguridad, mitad infundada por su propia arrogancia, otra mitad por el alcohol, se encaminó a la barra y esperó a que lo atendieran.

Pidió dos botellas de champagne —las que podía llevar con él—, y se recostó en la barra a que se las cargaran a la cuenta de la habitación 2505.

— ¿Por qué tan solo, muñeco?

Jin entendía inglés, al menos un poco. Por lo que no le costó entender las palabras del chico alto y moreno, con ojos azules llamativos que lo miraban atentamente con una sonrisa coqueta pintada en los carnosos labios rosados.

—Estoy esperando.

No sabía si lo que había dicho estaba bien dicho, o si tenía algún error gramatical. Pero estaba ebrio, y el inglés siempre se le dio de la patada, así que no esperó mucho de su respuesta.

—Espero que no estés esperando a alguien.

—Champagne. —respondió Jin, con una sonrisa.

El chico era lindo. Alto, un poco musculoso y con un rostro masculino. Olía a jabón y su camisa negra se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. Se acercó a Jin, apoyando su cadera contra la de él, y a pesar del aturdimiento, saltó en su lugar al sentir el cuerpo del extraño sobre el suyo.

• UNHOLY •《Kookjin》[FINALIZADA]Where stories live. Discover now