Última jugada

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Narrador:

~2 meses después~

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Pero que hijo de la...

—¡¿Que hiciste qué?!—preguntó enojado Shin a Kibito.

—¡Ka... Kaioshin-sama lo... lo lamento mucho!—no sabe cómo lo hizo, pero acabó por destruir el libro que tardó buscando para dárselo a Shin.

—No te enojes muchacho—intentó calmarlo Rõ.—Estoy seguro que no fue intencional...

—¡Ya no importa!—lo interrumpió.—Mejor, mejor me voy a hacer... mis cosas.

—Kaioshin-sama en serio, lo lamento—le dijo Kibito cuando el más bajo les dio la espalda.

—No te preocupes, exageré. Me voy.

"Kai-kai"

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Shin había llegado al planeta que el ángel le había regalado, si es que así se le podría decir. Lo miró con detenimiento dándose cuenta de que no iba tan mal para haber empezado hace como un mes, dándose cuenta de que ya tenía ciertas cosas ahí, crearle una atmósfera fue lo primero que hizo, una con un nivel de gravedad indicado para la especie que vaya a dar lugar en éste vasto, sólo y no muy bonito lugar. Estuvo caminando un buen rato pensando de manera seria la clase de vida que fuera a crear aquí.

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Al seguir caminando notando el tamaño algo chico del planeta se sorprendió de más al encontrar en medio de la extensa nada una clase de río, él no había creado ningún río hasta donde el recuerda, decidió ir directo hacia este para observarlo más de cerca quedando sobre el agua cristalina. Lo que observó le dejó una intriga junto a una clase de respuesta, estaba viendo alrededor suyo unos anillos giratorios de color morado o rosa oscuro, no distinguía bien pero éstos no los podía ver de manera normal, necesitaba reflejarse en algo con un poder lo suficientemente fuerte para poderlos apreciar.

¿Éste rió junto a ese planeta fue creado por el ángel con el propósito de que pudiera verse así mismo reflejado, de ver qué era lo que tenía que lo hizo ponerse de diferentes estados de ánimo? De ser así entonces no tendría de qué enojarse de nuevo, o de qué preocuparse al menos hasta descifrar bien cómo iba a deshacerse de esa cosa que le daba una mala espina, decir que tenía ganas de explotar por la ira que nunca pudo sacar era poco realmente.

—No lo haré, voy a tranquilizarme... pensaré mejor las cosas... y... ¡eso es!—ya había encontrado la solución final.

Ojalá y funcione.

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Shin había sido una simple pieza en éste raro juego dueño de nadie, él siendo uno de muchos seres que de igual manera fueron usados sólo que a diferencia de ellos, él fue el centro del juego. Quienes podrían hacer algo así sólo son los Ángeles o Zen oh-sama, viera por donde lo viera no iba a ir y pedir ninguna explicación por miedo a morir, ¡No quiere morir con un demonio! Tal vez no todos los Ángeles sean como quien dice "cómplices" pero si tienen conocimiento al menos superior de tal suceso.

Una pieza que usará para su propio beneficio otras piezas que fueron usadas igual que ella. ¿qué tan malo puede ser? Mientras pensaba en lo que iba a hacer se alejaba de ese río, si se hubiera quedado vería como esas cosas se despegaban de su cuerpo viajando hacia el vacío del espacio, dijo que sabría que hacer pero no notó que eso significaba que ya no era el centro del juego.

Ahora su puesto iba a pasar a otros.

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El mirar a sus creaciones y la vida en su universo era algo que no se podía siquiera intentar comparar con otra cosa, exceptuando la creación de los mismos. Cuando un Kaioshin no tenía ese tipo de pensamientos queriendo dar borrón de página ante su propio papel es un asunto muy grave y debe de ser solucionado.

¡Cómo No Enojarme! [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora