Hermoso.

Fuerza, hermano.

-Dedicado: Raquel. Gracias por ser mi luz en momentos oscuros.

Inuyasha dudaba en entrar al salón, no quería escuchar las burlas de sus compañeros y la indiferencia de Kagome, no lo soportaría.

Dio la media vuelta, sus pies parecían que ardían con cada paso que se alejaba del salón, sin embargo, el peso de sus hombros se esfumo, ¿acaso así era sentirse aliviado?
Todos los días es un tormento vivir, verse en el espejo y encontrase con su reflejo, darse cuenta que jamás entrara a los estándares de belleza y sumergirse en su propia miseria. Aunque, hoy, a las 2 de la tarde, decidió dejar atrás por un momento ese dolor y...Vaya, se siente feliz.
Sonrió, camino más de prisa. Su corazón latía con prisa, su cuerpo reaccionaba a la libertad. La cual se negó por años.

-Whoa. Vaya, calma chico. — Aquella voz, con tan sólo escucharla le hizo detenerse. Un chico de cabello castaño y bonita sonrisa, lo miraba con emoción. —Nunca pensé verte así, Taisho.

-Y-Yo. — Agacho la mirada. —Lo siento.

-¿Por qué te disculpas?—Pregunto intrigado. No entendía el comportamiento de su compañero.

-Por molestarte.

-¿A mí?— Se señaló con su dedo índice. Inuyasha asintió con la cabeza, aun no se atrevía mirarlo a los ojos. Esa imagen hizo doler su corazón. —Taisho, mírame.

Inuyasha tembló, cerro sus manos en puños pero levanto la vista. Sus ojos se encontraban cristalinos.

-Está bien.

-¿Eh?

-Está bien. Puedes sonreír, gritar, llorar, correr y emocionarte. Está bien, eres humano ¿no?—El chico se rasco la nuca. — No me debe incomodar tu felicidad.

Las lágrimas del peli plateado empezaron a bajar por sus mejillas.

-¡Perdón!—El castaño alzo las manos y trato de consolar a su nuevo amigo. — Soy un idiota, perdón.

Negó con la cabeza. — Gracias.

-¿Por qué?— Frunció el ceño.

-Por aceptarme.

-Me llamo Miroku. — Extendió su mano, espero que Inuyasha estrechara su mano y con una sonrisa dijo. —Es un placer conocerte, pequeño.

......

Capítulo también inspirado en la canción de CnBlue: Be ok.