Hermoso.

las luces te guiaran

Capítulo dedicado a mi mamá. Inspirado en ella y en Fix You de Coldplay.

El cielo se encontraba nublado, las nubes son grises y amenazaban por soltar agua en cualquier momento e Inuyasha caminaba lento, tratando de llorar lo necesario antes de llegar a su casa. No quería preocupar a su madre, no lo merecía.
Cuando vio su casa, lo primero que hizo fue limpiar la suciedad de su rostro y manos, sonreír para ocultar las lágrimas secas de sus mejillas. No soportaba herir más a la única persona que lo ama.
Avanzo, lento, hasta la puerta de su hogar y abrió la puerta. Dejo su mochila en el mueble que su madre le proporcionó en la entrada y camino hasta la sala donde se encontraba la mujer leyendo.
Izayoi Aoyama tiene 40 años, divorciada y una persona muy cálida. Su cabello tiene las canas que revelan su edad, su sonrisa es tan hermosa que Inuyasha se pregunta si realmente es su hijo...Pero, lo mejor de ella son sus abrazos. Uno es suficiente para calmarlo.

Camina hasta ella y le da un beso en su frente.

-Llegue, mamá. —Sonríe y es la primera sonrisa sincera del día. —Iré a preparar algo de comer ¿quieres?

La mujer asiente emocionada y deja a un lado el libro. Sus labios pintados de rosa se curvean para regalarle una sonrisa a su hijo pero, desaparece en segundos al cruzar mirada con Inuyasha.

-¿Qué ha sucedido?—Su voz es cálida y gentil. No hay exigencia y tampoco cansancio, sólo una bienvenida para escucharlo.

Inuyasha no lo resiste, se arrodilla y abraza a su mamá. Sus lágrimas mojan la parte del estómago de la mujer.

-¿Qué sucede?—Acaricio con suavidad el cabello de su niño. —Puedes contarme lo que tanto te preocupa.

-Mamá, dijiste que los monstruos se irían al crecer. —Negó con la cabeza. — No se han ido y sigo enfrentándolos. Estoy cansado, mamá, muy cansado.

Las lágrimas de Izayoi bajaron silenciosas por sus mejillas.

-Inuyasha. Mírame. —El chico levanto la mirada. —Cuando estés tan cansado y ya no puedas más, regresa a casa. Cariño, regresa y te recibiré con los brazos abiertos.

-¿Cómo encontraré de nuevo el camino a casa mamá? Cada día siento que me sumerjo más y más.

-Las luces te guiaran, cariño.

-¿Las luces?

-Las personas que conocerás con el tiempo. Ellos te guiaran, amor.

Esa tarde nublada por primera vez, Inuyasha sonrió y sintió en su pecho una pizca de esperanza.

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Gracias por leer.