Lo lamento

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-¿Qué?

Kagome se detuvo al notar la voz de aquel chico rubio, lo primero que pensó fue en darse la vuelta e irse, no le apetecía soportarlo, aunque una persona la hizo quedarse.
Inuyasha Taisho miraba al suelo, sostenía una botella de agua y se notaba el temblor de sus piernas, el chico sufría de nuevo de los abusos de sus compañeros.

-¿Estas sordo?— Pregunto el rubio, se notaba molesto y eso alarmaba a la chica. —Puto monstruo.

-N-No.

-No te escucho.

-No, no es-estoy sordo. —Hablo más fuerte Taisho.

-Entonces contesta mi pregunta.

Kagome camino de prisa hacia ellos, no seguiría soportando las burlas de los idiotas sin cerebro. No sería de nuevo una cobarde.

-¡¿Por qué rayos le escribiste una carta de amor a Kagome?!

Se detuvo.
¿Qué?

-Es...Es linda. —Confeso el chico. Alzo su mirada, sus mejillas se tiñeron de rosa.

El rubio empezó a reír y darse palmadas en el muslo.

-No seas ingenuo. Ella nunca se fijara en un monstruo, ¿verdad, Kagome?

Los dos hombres la miraron; uno sonreía triunfante y el otro cerró los ojos e hizo una mueca. Inuyasha se encontraba avergonzado y horrible, como un monstruo que se enamoró de la princesa.

-¿Ah?— Desvió la mirada. —No quiero estar involucrada en esto. Me voy.

Dio media vuelta y salió corriendo de ahí. Sólo escucho la risa del estúpido chico y los pequeños sollozos de Inuyasha.

Hermoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora