Amigos

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Inuyasha sostenía con fuerza sus cuadernos, temía encontrarse con los monstruos. Camino con más velocidad, esquivando a las personas que se topaban en su camino.
Debía levantarse aún más temprano para evitar tanta gente, al menos para no tener que soportar tantas miradas de desprecio encima.
Al llegar a su salón, lo primero que vio fue a Miroku sentado alado de su lugar, con un libro en sus manos y una sonrisa en sus labios.

"¿Puede acercarse?"

Y como si lo hubiera llamado mentalmente, el chico volteo donde se encontraba y su sonrisa se agrando.

-¡Inuyasha!— Cerró el libro y lo dejo sobre la mesa. —Ven, acompáñame.

-C-Claro. —Camino hasta su lugar, dejo su mochila en el suelo y se sentó. —Pe-permiso. —Sus mejillas ardían por la vergüenza de hablarle a otra persona. Deseaba que este sentimiento cálido no desapareciera tan pronto

Miroku coloco su codo en la mesa, recargo su mejilla en su mano y observo a Inuyasha. No entendía por qué lo llamaban monstruo, desde su punto de vista y viéndolo con las mejillas rojas...No tenía la pinta de ser un fenómeno. Inuyasha Taisho poseía las características de un humano: tenía dos ojos, una nariz, labios, cejas y toda esa mierda física común. Aunque, en algo estaba de acuerdo, Taisho no es un uno del montón, no, no lo es.
Él no está corrompido. Su corazón es como el de un niño pequeño, llora con sinceridad y su sonrisa puede iluminar lo negro de la vida; él es un alma pura.

-Entonces, ¿qué hiciste el fin de semana?

Esa pregunta le sorprende. Nunca le han preguntado sobre su vida, no entendía que significaba pero aun así sonrió y comenzó a contar sobre lo que realizo el sábado y domingo.
Miroku lo escuchaba atento, como si cada palabra que salía de su boca fuera un tesoro que debe atesorar por el resto de su vida y...No estaba tan equivocado.

..........
¡Hola! Estos días eh estado pensando demasiado...Ah, más de lo que deberia pero hoy, junto con Inuyasha, he dado un paso más en mi vida.
Al fin puedo decir que me libere de todo lo que me atormentaba...Bueno, no todo, aunque eliminar personas que me hicieron daño en algún momento, también es bueno.
Saben, una de ellas me dolio mucho, porque le prometí estar para él cuando lo necesitara, queria ser su refugio pero, ¿Cómo puedo hacerlo cuando él me lastimo? No puedo.
El pasado se debe dejar, pero es lo mismo con las personas.
Perdón, calvo. Sé que te dije que no importaba, pero no es asi, es importante y no quiero olvidar.
Lamento decirte que te puedes refugiar cuando yo estaba muriendo por dentro.
Espero que algún día me perdones.

Hermoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora