- ¿Es todo lo que tienes para darnos hoy, creación?
Dijo Tetrado, aquel demonio con quien había peleado hace algunos días. Mi cuerpo yacía en el suelo gracias a su ataque, estaba nervioso, esta era mi segunda batalla con ellos y aun no era muy bueno. Todos aquellos Quincuan eran iguales a los que había de vuelto en la batalla de Los Alpes, sus cuerpos estaban compuestos por partes de una armadura con un rojo intenso, también poseían una HL-66 que era una espada cuyo inicio estaba entregado a sus manos mientras que el sobrante era una espada de doble filo y con el mismo rojo que su armadura con la única diferencia que en la punta le brillaba algo color dorado. No tenían lo que tuviese un cuerpo humano, puesto que eran demonios, lo que yo veía era una sombra negra que tomaba forma dentro de aquella armadura.
- Parece que el angelito tiene miedo.
Respondió Crolto, un Quincuan que era un tanto más alto que Tetrado, su HL-66 apuntaba a mi pierna con la intención de perforármela.
- Se creen que por que son seis Quincuan van a poder contra mí, un Ángel Humano, son patéticos, solo estoy sintiendo el miedo en su ser.
- ¿Miedo?, pero si te tenemos acorralado muchacho. – Rio el demonio.
Este Quincuan parecía ser el más pequeño de todos ellos, aunque sus movimientos eran agiles, hace unos momentos él mismo me lanzo un freirop, cuyo maleficio tiene el poder de lanzar una soga infernal que atrapa a su objetivo, por suerte había logrado eliminar el maleficio con un muro de agua.
- Entonces creación ¿estás listo para regresar a la humanidad?, al fin y al cabo no nos es difícil enterrarte la crawerl en el corazón.
- Que inepto, la crawerl solo sirve con ustedes. – Dije sonriendo.
Dicho esto le enterré mi Quilop en la pechera y lo derribe, pude salir rápido por el agujero que había dejado aquel espíritu. A continuación perfore su casco con mi crawerl y así lo elimine de los Tres Espacios, después Tetrado dio una maroma que lo hizo elevarse por encima mío y se posiciono detrás de mí, gire y muestras espadas chocaron, ninguno de los dos bajo la guardia, hasta que, por detrás, mi poder me indico la presencia de un ataque y golpe la rodillera de Tetrado y con ella me impulse para derribar al otro Quincuan. Después lance tres Teros de hielo a la dirección en la que se encontraban los otros.
Y así se comenzaba nuevamente una batalla entre los cinco Quincuan y yo en aquel parque de atracciones, minutos antes esté había sufrido un terremoto que hizo que la población saliera huyendo desesperadamente de él, "Maestre Perte" era como se hacía llamar su mayor atracción, una montaña rusa que media 15m de altura por 8m de ancho, y al momento del terremoto está amenazaba con caer; podría llegar a matar y/o herir a los habitantes dentro del parque sin importar la distancia a la que se encontraban de aquel majestuoso juego mecánico.
Después de un arduo combate con los demonios, que objetaban con eliminar mi brazo derecho cuando uno de ellos intento enterrarme su HL-66 puesto que baje la guardia cuando pensé que todo estaba bajo control.
Esto sucedía mientras estábamos arriba de un juego mecánico parecido a un martillo; en esté los participantes entraban a dos aparcamientos con asientos por los lados, uno por delante y otro por detrás iban siendo colocados, a continuación el mecanismo los balancearía de lado a lado lentamente, para después con más fuerza elevarlos y posicionarlos donde antes estaba el letrero "Brutal Bones", y justo en ese momento, el juego mecánico, los mantenía por lo menos dos minutos, entre esa cantidad de tiempo, el juego te daba la impresión de haberse detenido puesto que sus series de luces simplemente se apagaban, pero luego se encendían y el Brutal Bones te regresaba a la superficie terrestre con una velocidad moderada.
Por suerte esquive el arma y a cambio pude empujarlo para que cayese por aquel juego, a continuación saque la Smart pero tres de los Quincuan escaparon a tiempo, mientras que el Quincuan miedoso y el que cayó por el juego fueron absorbidos y de vueltos al Infierno. Así era como otra batalla de algún modo estaba siendo terminada.
Escuela
- ¿Nate vas a responder?
- ¿Qué me pidió que respondiera Señorita Córdova?
- Ah, ¿ahora resulta que no estabas poniendo atención? – Cuestiono.
La Señorita Córdova era una mujer que rebasaba los 20 pero no los 30 años, con un buen cuerpo, mientras que ella no daba clases en el Focus Elite, era una de las mejores nadadoras profesionales del país.
Eso lo sé porque ella hace un tiempo nos enseñó a nadar a todo el grupo, fue cuando hubo terminado el parcial y tuvimos su clase libre y puesto que era la última del día fuimos a la piscina del Instituto, ahí ella nos mostró como era que debíamos de realizar los movimientos para poder nadar y fue muy fácil para todos porque tenía buena técnica para enseñar.
Fui el mejor de todo el salón en nadar, aprendí rápido y ayude a mis demás compañeros; después la Señorita Córdova nos permitió estar un tiempo extra en la piscina.
Cuando nadaba me sentía libre, como si todo el mal en el mundo fuese de poca importancia, como si todo se borrara en un instante y solo quedase yo. El agua me revitalizaba de una manera impresionante, tenía energía, animo, salud, estaba feliz después de estar dentro del agua.
No entendí nunca porque decidió dar clases de Psicología en un Instituto tan aburrido como este, debería de darle más énfasis a su pasión por la natación, tal vez sus padres la obligaron o su economía no es era buena para dedicarse a eso, no sé, lo único que puedo decir de ella, es que es una gran mujer y hace todo con un gran amor.
- Si solo que estaba tomando los apuntes en mi libreta. – Dije.
- Te lo repetiré una vez más. ¿Quién es el padre del psicoanálisis? Si no lo sabes tendrás que salirte de mi clase.
- Sigmund Freud, el nació en Checoslovaquia en 1856 y murió en Londres en 1939.
- Si te vuelvo a ver distraído te pondré un retardo. – Dijo levantando una ceja.
- No volverá a suceder. – Dije sonriendo.
Hoy la Señorita Córdova nos enseñaba sobre las teorías dentro de la psicología y hoy veíamos el psicoanálisis. Este modelo se basó inicialmente en la experiencia de Sigmund Freud en el tratamiento clínico de pacientes que presentan neurosis, fobias y diversos padecimientos psíquicos y ha tenido un amplio desarrollo teórico posterior con el aporte de muchos teóricos del psicoanálisis.
Al terminar la clase fui con Liliana, mi mejor amiga, por comida a Carlotta's un restaurante que servía el mejor espagueti del mundo, después de comer y conversar un rato me despedí de ella y me dirigí a mi casa.
Cuando llegue a ella salude a mis padres y a mis hermanos; subí a mi cuarto, que yacía hecho un desastre desde hace tres días, comenzaba de lado derecho con mi estante de películas y pequeñas reliquias que tenía como un reloj, una flecha, dos autos, varias cartas y chocolates; después un pequeño mueble, la lámpara que va encima de él estaba en el suelo con unos zapatos que había dejado días anteriores, mi cama estaba solo con dos almohadas puesto que las sabanas y cobijas estaban por el suelo, que además, fue cubierto un día atrás por una alfombra de ropa que cubría la mayor parte de mi habitación, la ventana estaba abierta y estábamos en primavera; aquí en Cuernavaca esta estación es soportable así que decidí dejarla así, mientras tanto, el resto de mi habitación eran tres paredes, dos de ellas tenían cuadros, uno de ellos del Big Ben y el Parlamento Ingles en un atardecer y el otro era de un arrecife de la Islas Galápagos, a ninguno de los dos lugares eh ido, pero eran de mis favoritos.
Orden. Habitación.
En menos de un minuto todo termino en su lugar y hasta mi ropa sucia termino estando limpia. Todo estaba ordenado al fin, comencé a ponerme un short y una camiseta, afuera el clima estaba fresco, y eso me sentaba bien, al final me dormí, desde que todo esto comenzó nunca había vuelto a soñar cómo fue el inicio, hasta esa noche.
Cerré los ojos y comencé a soñar cada parte de lo que sucedió.
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Ángeles Humanos
RandomNate, un chico de 17 años cuya vida esta por cambiar. Se cree que desde hace cientos de años ellos han estado entre nosotros, siendo humanos comunes viviendo una vida no tan normal. Su tarea: cuidar a los humanos. Han pasado ya 6 generaciones. La...