- ¿Estas comiendo? – Le pregunte a Adán.
- Así es, ¿gustas? Es zwiebelrostbraten acompañado con papas y lomo de cerdo asado.
- Provecho y gracias, pero ya eh comido.
Estábamos en el jardín con el manzano al centro, Adán se encontraba sentado en una silla de oyamel, y en frente de él se posicionaba una mesa blanca cuyo material provenía del mismo árbol que la silla, en la superficie del comedor había un asado de cebollas junto con el lomo de cerdo y las papas; el zwiebelrostbraten es un platillo tradicional de Suabia y de la cocina austriaca.
Hoy era viernes y me encontraba en el cielo conversando con Adán, el martes cuando salí del hospital fui a mi casa, no me dio tiempo de ir a la escuela porque me dieron el alta a las 3 de la tarde, y ese día yo concluía mis clases a las 2. Decidí que visitaría a Rosita el sábado por la tarde, ya que el doctor me pidió que hiciera mucho reposo.
- ¿Los que están aquí arriba pueden comer algo terrenal? – Pregunte interesado.
- Algunos y si podemos comer de vez en cuando, la comida no es indispensable cuando pasas a la eternidad pero puedes volver a comer si así lo prefieres. – Respondió. - ¿Tienes lo el juzgado hoy?
- Sí, no tengo muchas ganas de ir, además no sé cómo mis padres me obligaron a declarar, no quiero volver a ver al tipo.
- Lo se Nate, pero el juez debe realizar una sentencia formal y sería de gran ayuda que aportaras tu testimonio.
Cuando el hombre que había terminado su comida nos dispusimos a practicar nuevamente el aterrizaje en aquella pista, abrí mis alas y comencé a realizar movimientos al frente y hacia atrás para poder elevarme, cuando estuve en la misma altura que el otro día, Adán coloco los conos nuevamente y me dio la señal para descender por la pista, mi traje fue abriendo paso para que el aire entrara en contacto con mi piel humana, después comencé a zigzaguear los conos y más adelante coloque mi cuerpo de forma horizontal y justo cuando estaba ya a pocos metros, en un movimiento rápido y rígido me coloque de forma vertical y mis pies tocaron el piso de aquella pista, después de haberlo hecho al menos otras 6 veces bajamos a la pista para despedirnos.
- Bueno creo que por hoy es todo, más adelante comenzaremos a pulir el fuego y a comenzar a practicar la tierra. Puedes irte.
- Solo que me gustaría contarte algo y cuestionarte sobre lo mismo. – Dije.
- Cuéntame. – Pidió Adán.
Entonces el lugar en el que estábamos regreso a ser el mismo donde estábamos, solo que el comedor, la silla y la vajilla personal ya no estaban ahí, ahora se encontraba una banca, esta era de color café y sus distintas tablas de madera estaban colocadas en un espiral, sus sustento era de metal pitado de un azul obscuro, a lado de la banca había un farol, la protección del foco era de forma cuadrangular, tenía vidrios transparentes para cuatro de sus caras y lo demás estaba cubierto de metal, media aproximadamente tres metros y su foco estaba apagado.
- ¿Es necesario el faro? – Pregunte.
- No, solo es de adorno. Como te darás cuenta aquí no existe un sol o una luna que defina la claridad del espacio. – Explico Adán. – Bueno, ¿qué querías decirme?
Entonces proseguí a contarle a Adán sobre la voz que había escuchado primeramente en la camioneta y después en la sala del hospital, él no hablo en ningún momento, solo hasta que había finalizado de contar aquel relato el hablo.
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Ángeles Humanos
RandomNate, un chico de 17 años cuya vida esta por cambiar. Se cree que desde hace cientos de años ellos han estado entre nosotros, siendo humanos comunes viviendo una vida no tan normal. Su tarea: cuidar a los humanos. Han pasado ya 6 generaciones. La...