HIPSTER

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Departamento de Relaciones Humanas

Asunto: Iluminación de Nate Simmons

Fue lo primero que vi en una hoja que había flotando frente a mí, después levante la mirada para ver parte de lo que era un juzgado al parecer, aunque este era distinto, yo estaba en el centro de una sala, donde el perímetro eran escritorios con 8 asientos en total y un hombre para cada uno, a excepción de tres sillas que estaban al centro, y otro que estaba detrás mío, los asientos tenían una mayor altura, era como si yo estuviese sumido entre el circulo, pues tenía que levantar mi vista para ver sus rostros.

Por la parte delantera de cada escritorio se podía leer nombres a excepción de los tres al centro, en ellos solo había diferencia de altura, el más alto estaba al centro, el mediano de lado derecho y el pequeño de lado izquierdo, a lado del pequeño se podía leer el nombre de Abraham; este era un hombre con el cabello bien alineado, tenía el rostro algo serio, al momento era el único de los hombres en la sala que me observaba, sus ojos azules querían penetrar mi alma y sacar hasta lo más profundo y obscuro, su piel era color café claro, su atuendo era un traje azul con una camisa blanca y una corbata rosa, era todo lo que podía observar, su escritorio estaba muy bien organizado aunque en el solo hubiese un par de papeles y una taza en la esquina superior derecha, la presencia de aquel individuo le traía algo de fuerza a mi ser. Noé era el nombre que seguía, este hombre tenía el rostro cubierto por una máscara, una hoja de papel, no pude distinguir mucho solo se veía el mismo traje azul que el del anterior, su cabello era algo rizado y largo, el escritorio tenía más actividad que el de Abraham, tenía hojas esparcidas y la taza aun lado de él. La mirada del primer hombre seguía estando por encima de mí, pero no me sentía inseguro, aun. Me gire para ver al que estaba a un lado del escritorio pequeño del centro, Juan, su rostro no estaba cubierto, el hombre yacía en un sueño tal vez, no lo sé, se le veía tranquilo, no había más que un hombre con cabello castaño claro, algo alborotado, su piel era clara y traía el mismo traje y corbata que los demás en la sala a excepción de mí, en su mesa reposaban unos lentes enfrente de él y nuevamente había una taza a lado de su apoyo visual. David era el nombre que se observaba en el escritorio de a lado y el último hombre que veía en la sala, su rostro era pacifico, su cabello era lacio y arreglado hacia un lado, sus ojos color miel me miraron atentamente había ternura en sus ojos, sonreía, y no sé porque pero sentí la necesidad de devolverle el gesto también y así fue; su atuendo era el mismo, él no tenía taza de café pero si unas cuantas hojas apiladas a su lado, cuando termine de observarlo, me gire a un lado de él y me encontré con un escritorio vacío, sin lentes, sin hojas, sin café, sin hombre, solo un anuncio de un nombre. Jeremías.

- ¿Comenzamos señores?

En el segundo en que la s término de ser pronunciada mi cuerpo se giró al ver el rostro de aquel hombre, sus ojos verde agua, sus pobladas cejas, incluso su ceja derecha cambiaba el camino recto a uno curveado en su frente cuando lo mire. Era Noé.

- Claro, bienvenido Samuel.

El viaje de la mano de Juan termino en el inicio de sus labios, una pequeña cascada de baba estaba siendo removida, levante la mirada y me encontré con unos ojos rojos, eran impresionantes, eran como el inicio de una llama, este hombre si me hacía sentir inseguro, tenía miedo al mirarlo.

- Su nombre es Nate, Juan, deberías estar más atento.

La voz de Abraham sonaba rígida, pero no enojada, solo rígida y áspera.

- Bienvenido Nate.

No sé porque razón pero el único que me hacía sentir estable era David, su mirada tranquila y su sonrisa amable eran reconfortantes.

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