Parte sin título 58

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Amor, teníamos una vida juntos.

—¿Qué nos pasó?

Esa vida ahora nos resulta tan fría y lejana. La simple idea de regresar nos estremece los huesos y nos sacude violentamente el corazón que tan lleno de nieve lo tenemos.

Quiero decirte que el sabor dulce del vino fue perfecto aquella noche en donde nuestros cuerpos colapsaron y de esas chispas se creó un incendio universal.

Sé feliz en invierno y en verano. Sé lo que quieras ser, pero sígueme amando, para que cuando menos te des cuenta, esté abrazándote por la espalda y susurrándote al oído: te olvidaste de que el mundo es redondo, tontita.

Y sonriamos juntos.

Mientras tanto, seguiré analizando cada una de las coordenadas que me da la noche para llegar a tu estela. A tu lugar. En ese que hace ni frío ni calor, que abriga y me dice que todo estará bien, aun sabiendo que he pasado toda la vida perdiendo.

—Cariño, ya no quiero seguir siendo un perdedor.

—Bésam...

Y antes de que terminara la palabra, terminé la oración con un beso en el cual le decía: te voy a querer en todas mis vidas, sé que la muerte lleva el color de tus labios.

—Por favor... Despierta. Abre los ojos. —Me pegó unos golpes en el pecho, dicho sea: mi corazón ya había dejado de latir.

Yo ya me encontraba mirándola a una distancia abismal, viendo cómo la tormenta cernía sobre ella, mientras ella estaba acurrucada sobre mi cuerpo sin vida. Aquel paisaje me pareció el más triste que jamás había leído en ningún libro.

—¿Por qué te fuiste?

—Sigo esperándote en tu próxima vida.

Esa tarde, a las cuatro en punto, el viento barrió algo más que su tristeza: mi recuerdo.

Morí por segunda vez.

Para siempre".

—"Uno muere cuando lo olvidan",

Benjamín Griss.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora