Me gusta despertarme al amanecer y disfrutar de los pocos minutos de silencio, antes de que este pequeño mundo comience a girar. Es extraña la “rutina” que he adquirido desde que vivo en esta aldea. En otra época, era incapaz de levantarme de la cama antes del medio día, no le encontraba sentido a madrugar. Pero desde que estoy aquí, la vida se ve desde una perspectiva diferente. Todo tiene una razón de ser, cada detalle de un día aparentemente normal, se puede disfrutar. Siempre hay nuevas cosas por hacer, nuevos lugares que descubrir. Y eso me encanta… Adoro levantarme cada mañana con una función que realizar. Lejos de convertirse en aburrido o rutinario, siento que cada día es distinto al anterior. Tengo lo que siempre quise, hago lo que siempre desee, ser útil en el mundo. Ayudar a estos niños, engrandece mi corazón y me hace sentir plena conmigo misma.
─Que madrugadora ─Interrumpe una voz haciendo que mi corazón aumente la velocidad de sus latidos.
Incorporo un poco mi cuerpo acostado para quedar sentada y poder observarla. La veo diferente… Su vestimenta es distinta, igual de fina pero mucho más sencilla. Su mirada… también está distinta, más relajada, tranquila…Aunque seguramente, igual de hermosa. Después de hacerle un escáner exhaustivo e involuntario a su cuerpo, me detengo a observar sus pies.
─Veo que te cansaste de los zapatos de tacón.
─Bueno… ─Comenzó sentándose a mi lado ─No creo que sea el calzado más adecuado para caminar por no sé qué sitios en esa excursión a la que pretenden llevarme.
─No… ─Sonreí ─Definitivamente, no hubiera sido el más adecuado.
Se crearon unos segundos de silencio en los que ambas nos mirábamos fijamente y sin eliminar esa pequeña y relajada sonrisa que por alguna razón, salía espontáneamente.
Entonces, me viene a la mente el recuerdo del día anterior, cuando la conocí, antes incluso de pronunciar una palabra. Su sonrisa me había parecido terriblemente dulce y en este momento… esa dulzura había decidido resucitar.
─¿Por qué estás aquí tan temprano? ─Interrumpió mi pensamiento.
─Me gusta disfrutar un poco del amanecer y el silencio antes de que esto se llene de terremotos corriendo de un lado para otro.
─Tenía entendido que adorabas a esos terremotos.
─Y los adoro… Pero soy de las que piensan, que antes de enseñar algo a los demás, debo enseñármelo a mí misma. Y pasar tiempo a solas, es la única forma de conocernos a nosotros mismos, así como el mundo que nos rodea.
─Entiendo… ─Asintió seriamente para mi sorpresa, desviando un momento la mirada hacia el horizonte ─Creo que esta es la primera conversación de más de cuatro palabras que hemos tenido.
─Yo también lo creo… ─Sonreí ocasionando nuevamente que la dulzura en sus labios reapareciera. ─¿Y tú? ¿Por qué estás despierta tan temprano?
─Estoy acostumbrada a levantarme prácticamente al alba. Una empresa como la de mi papá no se mantiene sola. Además… tengo que reconocer que me costó bastante trabajo dormir aquí.