Permanecí unos segundos observándola, mientras me sonreía. Con esa flor enredada cuidadosamente en su cabello. Había conocido a muchas mujeres en mi vida, había estado con la mayoría de ellas, pero sin duda, Anahí no se parecía en lo más mínimo a ninguna chica que hubiera conocido jamás. Su forma de mirar, expresaba dulzura y valentía al mismo tiempo, era intensa, era caprichosa, era tan solo una niña rica que no tenía idea de lo que significaba este mundo. Pero a pesar de todo eso, en este momento en el que sus ojos azules me observan a mí y solamente a mí. Me pregunto, ¿Qué hay detrás? ¿Qué se esconde tras la mirada de esa niña para conseguir ponerme tan nerviosa?
─Al final no vas a resultar tan ogro como parecías ─Sonrió.
Yo simplemente continué mirándola, sin apenas hacer caso a su comentario, sintiendo como esas miles de preguntas me abordaban mientras observaba sus ojos.
─Cuéntame de tu vida ─Pedí seria e intrigada.
Su ceño se frunció, extrañada por mi repentina curiosidad. Pero al ver que no desistía, simplemente exhaló un suspiro.
─No creo que haya nada interesante que contar ─Se encogió de hombros.
─¿A qué te dedicas?
Entonces, interrumpió de pronto nuestro contacto visual y se dirigió a la sombra de aquel árbol, sentándose y observándome para que hiciera lo mismo.
Por primera vez, obedecí y me senté a su lado.
─Siempre supe que algún día tendría que hacerme cargo de la empresa de mi papá, así que decidí estudiar Administración y dirección de empresas en España. Actualmente soy la subdirectora y como te digo, su sueño es que en algún momento esa compañía sea totalmente mía.
─¿Es duro? Digo… Llevar una empresa tan importante tú sola ¿Es difícil?
─Seguramente no sea tan difícil como encargarse de que unos niños tengan todos los recursos necesarios para su vida ─Sonrió ─Pero sin duda, no es tan fácil como lo pintan en la prensa… Fiestas, glamour, eventos, viajes… No es todo tan sencillo y bonito.
─Pero es lo que siempre quisiste ¿No?
─En algún momento de mi infancia quise ser astronauta ─Sentenció tan seriamente que me ocasionó una carcajada ─¡Oye no te rías de mi! ─Golpeándome el hombro con una sonrisa.
─Lo siento… Es que no te imagino con un traje plateado flotando en el espacio.
─Soñaba con llegar a las estrellas ─Aclaró con algo de nostalgia en su voz ─Era una niña muy soñadora, aunque te cueste creerlo.
─No me cuesta creerlo…
─Bueno… Pero entonces fui creciendo y en la adolescencia aseguraba que algún día sería una estrella del pop y recorrería el mundo siendo aclamada por millones de personas.