Capítulo 8: Un ¿amigo?

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Llego a casa agotada por huir como idiota cada vez que  aparece, todo esta tal como lo deje es decir hecho un lió, hay licor y vidrios en el suelo además de pequeños rastros de sangre; poso mis cosas sobre el sillón, abro la pequeña presilla que evita que el suero salga. Me dirijo a la cocina para prepararme un té. Pongo la olla con agua, mientras espero busco la escoba y un recogedor para limpiar el desastre, los dejo en una esquina. Además de tratar de no desangrarme por el suero conectado en mí brazo.

Me apoyo en la pared hasta que el agua este lista.

Divago un poco y me concentro en lo poco que puede pasar en tan solo unas horas, la vida te da sorpresas muy grandes, mira mi ejemplo que con tan solo una simple acción cambie la dirección de mi destino; solo toque una puerta y mi vida se revoluciono. Esta se basaba en no ser una molestia para nadie, pero termine siendo más que eso, soy un problema.

Papá tenía razón siempre fui y seré un problema, porque como dice el dicho aunque la mona se vista de seda, mona se queda, aunque yo trate de ocultar mi pasado con una buena actitud en el presente, no se borrara ni por todos las cosas buenas que haga.

Sacudo la cabeza para dejar esos pensamientos de lado. Preparo mi té, cuando lo termino; busco algo para contener el suero en mi brazo, cuando estoy lista. Me pongo manos a la obra para arreglar la casa, limpio y sacudo todo lo que hay a mi paso.

Todo queda impecable lo único que falta es el baño y no es que sea vaga pero no quiero hacerlo hoy, ya es muy tarde y me encuentro muy cansada como para seguir. Con esperanzas de poder reposar un poco voy a mi habitación, deseo que mi mente me regale tranquilidad por unos momentos porque lo necesito.

Me recuesto en la cama y verifico si el suero se ha terminado. Lo retiro con cuidado y lo dejo a un lado, vacío. Cierro mis ojos.

Despierto a la madrugada y me pongo cómoda, abro el botón de mi jean, me deshago de las bailarinas y desabrocho mi brasier. Esto es comodidad. Vuelvo a tumbarme en la cama y voy hacia Morfeo.

Escucho una alarma y me despierto un poco aturdida, pero me recompongo al instante

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Escucho una alarma y me despierto un poco aturdida, pero me recompongo al instante. Me siento en la cama y me levanto claro sin asentar mi pie por completo. Cojeo hasta llegar al lugar de donde proviene el sonido, saco mi celular y apago la alarma, son las 4 de la mañana, joder porque no apague la bendita alarma.

Llevo conmigo el móvil y regreso a la habitación, vuelvo a mi posición anterior pero esta vez bajo las mantas, por desgracia el sueño ya no llega, así que solo permanezco ahí abrigándome.

Al pasar unas horas creo que es suficiente, consulto la hora y son las 9 de la mañana. Me levanto y ya con mi defecto voy lenta al ropero escojo algo cómodo para salir.

Me aseo y cambio; con la promesa que cuando regrese limpiare el baño. Salgo a la cocina, hago un café simple y ojeo la alacenas para saber que es lo que debo comprar, no puedo sobrevivir con cafés y tés todas mis vacaciones.

El Pasado Me PersigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora