Luego del pequeño interrogatorio sobre la vida amorosa de Velikov, me dirijo a mi habitación para darme una refrescante ducha y olvidar que tengo a un psiquiatra que esta como quiere, es él prototipo de hombre que uno quiere que la atienda todas las mañanas.
No cierro la puerta de la habitación con pestillo pues Dimitri dijo que se cambiaría y no tenía que preocuparme de que entrara ni nada por el estilo, ya que no es ningún acosador ni nada de eso. Aunque en la última parte difiero un poco, porque me mando a seguir y toda la cosa. Es decir quien hace eso, exacto nadie.
Pero le voy a dar un voto de confianza al hombre y no pondré el pestillo.
Una vez estoy dentro del baño, bufo por ser tan boba y haber ensuciada una venda, no considere el hecho de que debo pegarme una ducha.
Me apoyo delicadamente en el lavabo y levanto la mirada para encararme con mi reflejo, me devuelvo la mirada, pero no veo lo que espero estoy demacrada, no físicamente en el rostro por lo menos, pues en el resto del cuerpo estoy acabada.
Todavía me sorprende que Dimitri no haya tomado mayor importancia a mis cicatrices la vez que me encontró semidesnuda en mi sala.
Aun con la vista en mi reflejo me deshago de la blusa con la que dormí, al igual que el pantaloncillo; doy unos pasos atrás hasta chocar con la pared y poder darme una vista más amplia de mi anatomía.
Me recorro con la mirada apreciando cada pequeña marca que para él que me observe podrá ser un rasguño pero para mí es una historia. Recorro con la punta de mis dedos las estrías que tiene mi piel, los pequeños he imperceptible cardenales y las marcas que dejo una cuchilla. Cierro los ojos frustrada, las veces que lo hacía siempre me repetía que eran una forma de castigo y de demostrarle a la vida que yo no pedí existir. Varias veces acabe con mi cuerpo lleno de arañazos y moretones sin embargo, estos se curaban pero los otros los que no puedes ver seguían ahí escociendo en mi mente.
Me aparto del espejo, una vez más decepcionada de no poder sostenerme la mirada tomo asiento en el váter, retiro la venda de mi pie y lo mismo con mi mano. Desahogo la coleta que ya llevo desde hace dos días. Cierro la cortina para que el agua no salpique hacia afuera e introduzco la mano para abrir el grifo. En minutos esta se calienta y empieza a salir vapor.
Ingreso a la ducha y al instante siento el ardor en mi pie. Trato de hacer el baño lo más rápido y mejor posible, cuando lo logro repito el proceso de antes a la inversa y tomo una toalla. Envuelvo mi cuerpo en esta y me coloco las pantuflas.
Al salir me topo con la silueta de Velikov y Dios sabe que no se me sale el corazón es solo porque está bien atrancado con varias arterias conectadas a este. Doy un respingo he instintivamente llevo una mano a mi pecho y aprieto más la toalla a mi cuerpo.
- ¡¿Qué rayos Velikov?¡ - suelto aire que no sabía que tenía retenido y le echo una mirada fulminante – dijo que no era un acosador y mire como me lo demuestra, diablos pudo haberme matado del susto.
- Disculpa pero ya llevabas un buen rato en el baño, pensé que tal vez necesitabas ayuda – me echa una mirada lasciva y me recorre el cuerpo con sus globos oculares color miel.
Agarro más fuerte la toalla y le echo una mirada a Dimitri invitándolo a salir. No obstante, él hace todo lo opuesto y toma asiento en mi cama.
- Yo sí – musita y me guiña un ojo.
Tardo unos segundos en comprender a que vino su comentario y niego con la cabeza dándome cuenta que él es una cajita llena de sorpresa o mejor dicho de emociones y estados de ánimo. Hace no más de unas horas él derramaba lágrimas y ahora lo veo tan campante, es como si esa armadura que siempre usa no le pesara.
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El Pasado Me Persigue
RomanceElla huye de su pasado, porque simplemente necesita un respiro. Ella es una chica normal con distintos propósitos, ya no le interesan ni los príncipes, ni las princesas como antes, ahora sabe que son cuentos infantiles. Su belleza no fue suficiente...