Capítulo 16: Conociéndonos

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Siento calor y mucho, quiero moverme y alejarme de esa calidez pero me es imposible, abro los ojos de a poco para acoplarme a la luz que entra por mi pequeña ventana, una vez lo logro bajo la mirada y me encuentro con una cabellera castaña con toques rubios.

Con mi mano libre me restriego los ojos para aclarar mi visión y me topo con un brazo que rodea mi cuerpo evitando que pueda mover. Trato de la manera más sutil alejarme de Dimitri, para poder preparar el desayuno y aclarar algunas dudas que rondaban por mi mente desde la noche anterior, pero se vuelve la tarea más difícil del mundo cuando tengo su cabeza apoyada en mi pecho. Sé que cuando logre soltarme de su agarre tendré mucho dolor sobre todo en mi pecho y brazo ya que son los más afectados por la posición en la que me encuentro.

Hago algunas maniobras para quitármelo de encima a pesar de que él se aferra a mí con mucho brío, me suelto para incorporarme lentamente haciendo crujir mis huesos.

Tomo distancia entre la cama, para estar alerta ante cualquier movimiento de mi invitado. Me arrimo a la pared más cercana y con la poca luz que me proporciona mi ventana inspecciono las vendas que cubren mis heridas para comprobar que no haya sangre ni suciedad en ellas sin embargo debo, cambiar la que está en mi pie pues ayer estuve descalza en el patio de la casa, mi mano está limpia por lo que mantengo la venda.

Voy a paso lento al baño a sabiendas de que es un completo asco, además de tomarlo como una oportunidad para asearlo de una buena vez.

Cuando empiezo la tarea de recoger y limpiar el baño, le echo una mirada a Dimitri consiente que tiene el sueño más pesado que una roca, pues traje varias cosas e hice mucho ruido para ver si así abría los ojos pero nada.

Termino con mi cometido y voy por unas vendas hacia mi guarda ropa además de unas cómodas pantuflas. Ingreso al baño cuidado, tomo asiento en el váter y cambio la venda de mi pie y me coloco las pantuflas.

Salgo del baño y me encuentro a un Dimitri profundamente dormido, esta boca abajo dándome un panorama de su espalda musculosa, a pesar de que esta con camiseta se nota que tiene un cuerpo bien trabajado.

Aparto la vista y voy hacia la cocina para preparar lo básico de un desayudo que consistirá en unas tostadas, huevo revuelto, café y jugo, no tengo idea de que consuma Velikov así que es mejor prevenir.

Mientras tanto los sucesos de la noche anterior se me abalanza, y me agobia el saber que un hombre tan capaz de controlar todo se desmorono completamente y vi a un simple ser impotente que no sabía cómo actuar. Ni como controlarse. Y luego estaba esa frase que soltó, que era lo que no merecía ¿mi afecto?, ¿mi empatía? O ¿mi comprensión?

MIERDA.

No entiendo nada, y luego los hombres se quejan de que somos indescifrables, es agobiante no saber nada sobre lo que él quiere de mí.

Una vez terminando mis reflexiones y todo esta listo lo coloco en una bandeja y lo llevo con cuidado hasta el comedor, fui a paso de tortuga pero no me importo, no podía apoyar muy bien mi pie y mi mano aún estaba herida, además la bandeja donde llevaba el desayuno pesaba mucho y no me arriesgarme a lastimarme más.

Deje intacto el desayuno sobre la mesa, gire sobre mi eje para encaminarme a la habitación y despertar a Dimitri, pero me lleve un susto de muerte al verlo arrimado en la pared de brazos cruzados, con un tobillo sobre el otro, con esa típica pose de chico malo que describen los libros.

Quise soltar una sonora carcajada porque al parecer ya tenía de nuevo a Dimitri envuelto en su armadurita, se le veía confiado y tenía una sonrisa sarcástica. Pero simplemente me contuve y trate de mantenerme a la defensiva, si él juega a ser fuerte yo puedo ser mejor.

El Pasado Me PersigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora