Capítulo 13: Compartiendo Sillón

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No sabía que más decir para que se largara de una buena vez, lo había seguido como una loca hacia el interior de mi casa desparramando excusas del porque no podía acogerlo no obstante, él parecía conocer cada uno de los pretextos que le presentaba y se libraba de estos demasiado fácil.

Así que en estos instantes mis neuronas habían muerto, por lo que no me preocupe por ser una mala anfitriona y no darle un recorrido por mi casa, a fin de cuentas él se invitó, que él se guie, no.

Me dirigí a la cocina, dejándolo solo en la sala; una vez en mi destino me debatía sobre que comería, si iba a comer otra vez, estaba ansiosa y eso era una pésima señal sabía que comería hasta que mi cuerpo ya no pudiera retener más la comida y tuviera que ir al váter con la única intención de expulsar todo, para empezar de nuevo con el proceso de engullir comida y tirarla.

Hacia un tiempo atrás que no me sentía de esa manera, sabia el porqué de mi congoja solo debía asomarme a la sala para ver al culpable. Dimitri tenía toda la culpa aunque suene muy inmaduro de mi parte pero era cierto, si él me daba esa benditas pastillas yo no le hubiera llamado a horas de la madrugada, cabe acotar que estaba más ebria que el mismo alcohol. Así que si él no es culpable no le hayo explicación, justo ahora me estaba orillando a realizar cosas que "había dejado atrás"

Prepare unas tostados y puse una olla para hacer café, mientras me comía el dedo. Solté un suspiro deslucido y me saque un vaso de agua para calmar mis nervios, vacile entre ofrecerle o no algo a Velikov pero la poca educación que tenía me obligo a preguntarle si deseaba algo. Este contesto con una afirmación y me pidió un vaso de agua. Como yo llevaba uno en mano solamente lo volví a llenar no sin antes haber escupido en este, todo digno de una dama.

Me encamine hacia la sala y lo vi muy bien instalado, se había recostado en el sillón y usaba mi mesita ratona como soporte para sus pies. Carraspee y le tendí el vaso, este lo tomo enseguida pero no se lo tomo, iba a regresar de donde salí pero él me detuvo.

- Pégale un sorbo a mi agua para saber que no me has envenenado – dijo Dimitri muy tranquilo, mientras se colocaba bien sobre mi sillón y me extendía el vaso.

Me quede pasmada al oír lo que me pedía, a los segundos reaccione y lo primero que se me vino a la mente fue que me encontraba con un deja vú.

Flashback

Me encontraba en el bar donde trabajaba, mi peor es nada me acompañaba esa noche, él estaba muy enojado porque me había dicho que dejara de trabajar ya que no había necesidad pues él me mantendría puesto que tenía los recursos y que no debía preocuparme. En cambio yo rechace su oferta en esa época yo aún estaba en el instituto y mi padre vivo.

Mi pareja me ofreció una bebida y yo que muy bien lo conocía sabía que se vengaría.

- Pruébala tú primero – dije.

Este asintió a regañadientes y cuando se llevaba la bebida a sus labios, negó y la dejo sobre la barra. Sonreí victoriosa, consiente que algo tramaba él.

- Eres demasiado astuta, y yo muy vengativo.

Fin del flashback

Negué y agarre el vaso para darle un sorbo, a fin de cuentas era mi saliva la que se hallaba mezclada con el agua. Cuando lo hice se lo devolví y me gire dispuesta a irme.

Cuando llegue a la cocina apague el agua y saque las tostadas, en el momento que todo estaba emplatado y listo salí hacia la sala. Deposite todo en la mesa ratona, pues Dimitri no había vuelto a colocar sus pies en ese sitio, me senté a una distancia considerable de Velikov ni tan cerca como para que lo mal interprete, ni tan lejos como para que crea que lo odio, aunque debí haber hecho eso para demostrarle mi inconformidad.

Tome una tostada y le di un mordisco, sin embargo tuve que detenerme pues Dimitri me observaba como si fuera un unicornio o algo parecido.

- Pasa algo Dimitir – musite lo más calmada posible.

No hubo respuesta, pero si una muy estruendosa carcajada de su parte y hasta soltó una lagrimita de tanto reírse. Lo mire atónita sin poder creer que Dimitri se estuviera riendo a rienda suelta y sin una pizca de delicadeza en mi sala. Cuando termino de reír lo mire en señal de que deseaba saber porque se reía.

- No es nada Scarlet, es que me asombra que después de haber comido tanto aun sientas hambre – dijo él muy sereno.

Como si no se hubiera estado riendo como un maniático hace unos segundos.

- Disculpe señor mantengo mi línea, yo tengo hambre – pues no he comido en días, me falto añadir. Termine la frase y seguí comiendo.

No obstante, me era difícil hacerlo Dimitri no quitaba su mirada de mí era como si me estudiara y admirara cada movimiento que hacía, algo así como los críticos del arte; me empezaba a sentir incomoda pues sus ojos no se apartaban por nada y parecía que ni pestañeaba. Lo sabía pues yo lo miraba disimuladamente, no como él que me clavaba la mirada y parecía que hasta me violaba en su mente. Bueno no tanto así pero es cierto. Entonces cuando el momento no podía ser más extraño él susurro.

- Espero no arrepentirme – lo dijo tan suave que se notaba que no iba dirigido a mí.

Por lo que ignore la frase y seguí comiendo. Llevábamos un rato en silencio, lo único que interrumpía eso era mi masticar.

- Scarlet, ¿crees en el perdón?

La pregunta me tomo desprevenida, y mientras la meditaba un poco para responderle, trague el bocado que tenía.

- Pues mmm... Siendo sincera Dimitri; para mí el perdón es un engaño, ya que este es un simple puñado de sentimientos que aparecen solo cuando el alma llora y no sé si debemos crees en eso – manifesté con aprensión.

El silencio volvió a reinar ya me estaba acostumbrando a eso, cuando estaba cerca de él; no obstante, yo me estaba hartando así que para darle una mejor perspectiva de porque no creía en el perdón, interrogue.

- Dimitri, ¿usted en algún momento ha tocado fondo? – exprese, esperando que haya comprendido mi cuestión.

- No he llegado a ese punto – su respuesta no tenía ni un atisbo de duda.

Me prepare para atacar, sabía que él no había llegado a ese punto por lo que me daba ventaja y lo haría dudar de si seguía teniendo fe en el perdón.

- Lo sabía, por eso usted aún cree en el perdón porque yo si he tocado fondo y varias veces par mi desgracia, por lo que sé que cuando uno se encuentra tan hundido, tan mal nadie le pide perdón aunque este así, pues esperan que salgamos y vernos tan devastados para que sus sentimientos sientan un poquito de lastima por uno y se dignen a arrullar nuestra alma.

Sin más me levante del sillón, lista para sacar unas mantas de mi habitación para dormir y a compartir sillón se a dicho.

El Pasado Me PersigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora