Capítulo 19: Encuentros Desalentadores

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Me encontraba recostada en el sillón; hacía más de un par de horas Dimitri se había marchado, no sin antes dejarme claro que volvería.

Cito en palabras textuales: "Scar, no te emociones volveré" si él siempre tan egocéntrico, y así me bajo la emoción que empezaba a fluir por mis venas.

No sé a dónde se largó y ni hablar de que se fue a hacer, mientras yo me revolcaba en un sinfín de pensamientos y dudas que no tienen ni respuesta, ni sentido.

Con tanto pensamiento hasta podría descifrar la caja de pandora, pero eso sí, nunca todas mis dudas. Así que simplemente me acomode mejor y coloque las cobijas para que me cubrieran completamente, con la esperanza de caer dormida y no tener que ver la bonita cara de mi psicólogo porque para que negarlo él estaba más bueno que el mismo chocolate, y eso es mucho decir.

Sigo divagando y contando ovejitas como cuando niña para ver si el sueño se digna a llegar a mí y por una vez en mi corta vida siento como me desvanezco y caigo en un letargo placido.

- Polet, despierta él está aquí - escuchó mi segundo nombre a lo lejos, poco a poco voy despertando y lo veo ahí, Dennis mi hermanastro con tan solo 7 años es todo un hombrecito.

Lo admiro y sigo cada movimiento que hace, hasta que siento un pequeño sacudón que hace que regrese en mí. Poso mis orbes oscuros en mi pequeño y lo ínsito a que me diga lo que sea que quiera comunicarme.

- Ven – hace una señal para que lo siga y eso hago.

- A donde vamos Dennis – pregunto por la agitación de perseguirlo, hasta que se detiene abruptamente obligándome a lo mismo.

- Ya es tarde, está aquí – musito Dennis con nerviosismo.

Por mi parte frunzo el ceño y me percato que estoy en mi antigua casa, y que la dirección a la que corríamos es el sótano. Caigo en cuenta que mi hombrecito como siempre trata de protegerme, se quien está en casa y se cómo terminare.

Suelto una risita nerviosa y volteo a mi hermanastro, para quedar cara a cara y me acuclillo para quedar a su altura.

- No te preocupes Dennis, papá no me hará nada sí. Ve a la habitación y recuéstate, no salgas de ahí hasta que yo vaya. no bajes, por favor – le digo entre susurros, le sonrió para darle un poco de confianza y lo aliento a subir las escaleras.

Me giro de nuevo y siento como el pánico apresa mi sistema, inhalo y exhalo, en un vano intento de obtener oxígeno, las manos me sudan y siento que me desmayare en cualquier momento.

Sonrío para alejar la tristeza y el pánico que siento al saber que papá me golpeara otra vez. Me muestro fuerte y altanera cuando lo veo en mi campo de visión, cruzamos miradas y sé que es mi fin, tiene la mirada perdida y desquiciada que lo caracteriza.

El Pasado Me PersigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora