Primera

3.9K 254 171
                                    

“Estoy con Kenma ahora, Kei, no quiero saber más nada de ti”

Quizás no hable demasiado claro, ya no te quiero”

“No han sido suficientes las veces que ya hemos hablado, aléjate

No quiero saber más nada de ti

Ya no te quiero

Aléjate

[...]

Te acababas de despertar como todas las mañanas, miraste hacia tu lado, esperando que alguien estuviera ahí, esperando que él estuviera ahí. Te refregaste los ojos con brusquedad, otra vez habías estado llorando, los ojos te picaban y sentías una horrible presión en el pecho, ¿Recuerdas como te levantaste de golpe, mareandote? Claro que lo recuerdas, sentiste que todo se ponía negro y las ganas de llorar te volvieron a invadir.

Te paraste y te viste en el espejo, estratégicamente puesto frente a tu cama, estaba en pijamas, eso lo sabías, pero como no veías nada alzaste tus lentes y te los pusiste. Te acercaste al espejo, acariciaste el frío del mismo con tus dedos, te veías horrible, tenías ojeras grandes alrededor de tus globos, y tus irises parecían apagados, como si estuvieras muerto.

–Patético– murmuraste al viento.

Abriste la puerta y fuiste al baño, te lavaste con agua fría, queriendo apagar un poco las ojeras que adornaban tu cara, pero no funcionó, así que pusiste en marcha el plan "b". El maquillaje que tu madre usaba debía ser suficiente, así que te lo colocaste, muy bien a tu propia parecer, de algo servía ayudar a tu madre a prepararse para salir. Cuando estuviste satisfecho saliste, volviste a tu habitación y te cambiaste, miraste tu uniforme y arrugaste la nariz, por suerte ese sería el último año que lo tendrías  que usar, suspiraste, tu último año de instituto, sin duda tres años pasaban volando.

Tu hermano te llamo para que desayunes, había hecho panqueques con formas de dinosaurios, te habrías quejado de lo infantil que era, pero la verdad es que lo había hecho para animarte, y lo logro, estaban deliciosos. Se ofreció para llevarte, pero te negaste, siempre ibas al colegio con Yamaguchi, no podías dejarlo tirado así sin más, tu hermano intento discutir, pero no le hiciste caso, aveces eso funcionaba bien.

Saliste de casa, hacia un lindo día, pero te dio igual, como todo últimamente. Avanzaste un par de cuadras y te chocaste con Tadashi, sus pecas se notaban más últimamente.

–Es por el sol– te dijo con una sonrisa, tu solo asentiste.

Hablaron todo el camino hasta Karasuno, por suerte sin tocar "el tema", podías agradecer el hecho de tener un amigo tan amable, por desgracia tus compañeros de equipo eran otro tema.

Cuando llegaron al lugar se abalanzaron sobre ti dos de tus kouhais, eran mellizos, y, según Yachi, ambos estaban secretamente enamorados de ti. Natsuki y Haruki, eran cálidos, amables, y ambos estaban preocupados por su capitán, osea tú, habías estado distante, entendible que se preocuparan, pero no habían ido a criticarte, menos a pedirte explicaciones, solo te dieron unos obsequios y salieron a correr.

–Son unos niños– dijo el chico de pecas a tu lado–. Pero tienen buen gusto.

Le diste un codazo, el rió y siguieron andando.

La dramática vida de Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora