Novena

1K 137 23
                                    

Eras las 18:30, y tu no podías dejar de temblar como una hoja, ¿Por qué mierda habías dicho que si a una cita con Kuro Tetsuro?

Mientras te preparabas tus pensamientos se llenaron de malos recuerdos y pensamientos oscuros, no podías dejar de preguntarte porque tu mente te odiaba tanto.

La ansiedad comenzo a preocuparte, así que hiciste lo que siempre hacías en esos casos.

–Hola, Tsukki.

–Akaashi, esta pasando de nuevo– dijiste con la voz entrecortada.

–Estaré allí en cinco, tu intenta respirar despacio y recuerda, no estas en peligro.

La línea se corto y tu hiciste lo que tu amigo había dicho, primeramente te sentaste y empezaste a pausar tu respiración, no estabas en peligro, no lo estabas, y aún así sentías que morirías en cualquier momento.

El pelinegro llegó antes de que los cinco minutos hubieran ocurrido, estaba agitado por haber corrido las cinco manzanas que los separaban, pero apenas te vio recuperó la postura y fue a tu lado, el nunca había aprendido actuar correctamente en esos casos, pero lo que hacía funcionaba para tí.

Él se arrodilló frente tuyo, tomando tus manos entre las suyas y hablando con su habitual tono calmando.

–Estoy aquí Kei, ya no hay nada que pueda hacerte daño.

Asentiste, aun con lágrimas bajando por tus mejillas, el peso que sentías en en el pecho se fue poco a poco, Akaashi había empezado a cantar aquella canción de cuna que tantas otras veces te había cantado. Las lágrimas cesaron y tu respiración volvió a la normalidad, cuando ya estuviste calmado él se sentó a tu lado abrazandote, tu solo lo abrazaste de vuelta.

–Gracias, de verdad gracias– dijiste con pesar, no sabias que estaba haciendo Akaashi en ese momento, pero sea lo que fuere él lo dejó para ir contigo.

–Siempre puedes contar conmigo y lo sabes, no te preocupes– suspiro–. Me puedes decir que sucedió.

–Tengo una cita con Kuro dentro de 15 minutos, por eso estoy así vestido, pero creo que mi mente no quiere que vaya.

–Ey, ya paso, solo fue un mal rato, tu mismo me dijiste lo feliz que estabas de esto.

–Lo estoy, de verdad lo estoy, pero por alguna razón tengo miedo.

–Es normal, el fin de su historia no fue el mejor, tu eras solo un adolescente inmaduro y él un idiota, pero ahora ambos son grandes y se dieron esta oportunidad.

–Tienes razón, además ya estoy mejor.

–Claro que si, y si te soy sincero, ese atuendo te queda muy bien.

–Gracias Keiji.

Dios ese chico si que tenía una habilidad increíble con las palabras, todas esas veces que te habías sentido como una basura el había conseguido hacerte notar lo genial que era, a veces creías que eligió la carrera equivocada, pero bueno, si el quería ser diseñador estaba completamente en su derecho de serlo.

Tu celular vibró, recibiendo el mensaje con el que habías fantaseado por tanto tiempo.

Kuro: Estoy abajo.

La dramática vida de Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora