Quinta

1.2K 181 60
                                    

Habías hablado con tu profesor sobre la cirugía que te deberías hacer, tendrías que tener una semana de reposo después de eso si todo iba bien, él te entendió, total ya estabas más avanzado que tus compañeros, además si llegaran a dar algo nuevo todos se pelearían por prestarte sus apuntes. Le agradeciste la comprensión y te retiraste, dos semanas sin ir a la universidad sería mucho tiempo libre, tiempo que te pasarías entre el hospital y tu casa a causa de las revisiones pre quirúrgicas que debían hacerte.

Cuando llegaste a casa te cambiaste de inmediato, estabas exhausto y el dolor en tu cabeza solo crecía y crecía, agarraste tu celular y le escribiste a tu hermano, pidiéndole por favor que fuera a tu casa enseguida. El contestó que de inmediato, pero que llevaría a su hijo.

Sonreíste, Rei era un niño precioso, muy parecido a tu hermano, pero con la inquieta personalidad de su madre. No era raro teniendo en cuenta que Tanaka Saeko tenía unos buenos genes, además de que el tío que más lo visitaba era el hermano de esta.

Cuando llegó a tu casa el primero en entrar fue el niño de año y medio, el cual corrió a tus brazos de inmediato, tu lo alzaste y lo llenaste de besos, no habías sido bueno con los niños hasta que ese pequeño llegó a tu vida, había despertado en ti algo que desconocías, y desde entonces tratabas bien a todos los niños que se te acercaban.

–Hola Kei, lamento haberlo traído, pero Saeko salió de compras con Alisa  y la niñera tenía cosas que hacer.

–No es nada Nii-chan, Rei se portará bien mientras juega con mis dinosaurios, verdad que si Rei-chan– hablaste baboso mientras tu sobrino te abrazaba.

Tu hermano sonrió, no importaba cuantas veces te viera, no dejaba de sorprenderse con lo amoroso que te ponía tu sobrino, casi no podía creer que fueras el mismo que hace unos años pronunciaba con firmeza que ni aunque le pagaran estaría al cuidado de un pequeño. La vida sin duda da muchas vueltas.

Dejaste al niño en la sala con algunos de tus dinosaurios de colección, luego te dirigiste a la cocina con tu hermano detrás, sintiendo un nudo crecer en tu estómago por lo que le tenías que decir.

–Bueno Kei, ¿Qué sucede?

–Recuerdas que te dije que el médico me pidió unos estudios por mis dolores de cabeza, bueno, hay una muy mala noticia...

–... Y bien.

–Es un sarcoma, Akiteru, tengo cáncer.

Tu hermano parpadeo, el miedo creciente se notaba en sus pupilas, luego de unos segundos te abrazo, temblando como una hoja. Tu solo correspondiste, ya no querías llorar, era suficiente con lo que tus amigos aguantaron la noche anterior.

–¿Qué te dijo el médico? Si es pequeño será algo fácil, papá y mamá tienen que saber esto.

–Les envié un mensaje apenas me entere, ahora mismo deben estar por subir al tren para venir aquí. En cuanto a lo que dijo el doctor, me recomendó una cirugía par extraer el tumor, porque sí, es pequeño, y me dijo que si quedan restos podría ir a quimio.

–Y tu qué quieres.

–Si te soy sincero estoy muy asustado, ahora no se nota, pero ayer tuve una crisis muy fuerte... Voy hacer lo que el doctor me recomendó, solo que me da bastante miedo que toquen mi cabeza.

Akiteru se te acercó para acariciar tu cabello, el cual habías dejado crecer durante los últimos dos años, él sabía lo orgulloso que estabas de él. Pero tu solo murmuraste "Son solo células muertas, volverán a crecer" Causándole una suave risa.

–Estoy contigo para lo que necesites hermanito, siempre, ahora más que nunca.

Volvieron abrazarse, y tu lo empujaste  para que volviera a la sala, ya que había venido de inmediato te encargarías de que por lo menos comiera algo, unas galletas que habías comprado en tu pastelería favorita.

La dramática vida de Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora