Decimo Primera

776 121 4
                                    

–Dime por favor que es una broma– la cara de Yamaguchi solo podía mostrar una expresión de sorpresa mezclada con decepción.

Le habías repetido ya tres veces, a su pedido, que estabas saliendo con Kuro.

–Ya te lo dije, no se que pasó, solo paso– de verdad te estabas cansando de la decepción en el rostro de tu amigo–. Pero estamos bien, solo fue nuestra primera cita, no se qué pasará más adelante.

–¿Acaso necesitas que te recuerde lo mierda que fue ese tipo contigo? Kei no quiero que te vuelva hacer daño, el fue el culpable de tu peor época, estabas literalmente deprimido y fue por su culpa.

–Entiendo que la idea no te agrade, pero estoy lo suficientemente grande para darme cuenta de las consecuencias que esto podría traer, no soy idiota– dijiste cruzando los brazos.

El pecoso suspiro, de verdad estaba cansado.

–Se que no lo eres Kei, eres la persona más inteligente que conozco, así que no voy a intentar hacerte cambiar de opinión, pero tampoco voy apoyar a ciegas esta relación.

–No necesito que lo hagas Tadashi, solo no me juzgues, te vas el dentro de unos días, así que solo disfrutemos lo que te queda de tiempo aquí.

El pecoso asintió, aun con dudas rondando por su cabeza, porque la verdad la idea que alguien tan importante para él volviera a caer en un pozo tan profundo y horrible y con pelo asqueroso como Kuro Tetsuro, simplemente le caía asqueroso. Pero evitó decirte nada de eso, solo se levantó y guardo su cosas en la habitación que usaría durante los siguientes días.

Apenas Yamaguchi abandono la sala tu saliste al balcón, las palabras de tu amigo te habían calado profundo aunque no lo quisieras admitir, por primera vez en tu vida te diste cuenta de que no estabas seguro de tu desicion, así que hiciste lo que siempre hacías en esos casos. Tomaste tu celular y marcaste al número de Keiji.

–Hey Tsukishima, ¿Qué pasa?

–Buenas noches Akashi, quería pedirte una opinión.

–Por supuesto, sueltalo.

Miraste los edificios frente a ti y soltaste un suspiro.

–¿Crees que lo que estoy haciendo esta bien?

–¿Te refieres a Kuro? — oíste un suspiro —. Tsuki tu sabes que te quiero muchísimo, eres como un hermano menor para mi, así que te seré sincero, eres un hombre adulto y él también, si han madurado como se supone que deberían haber hecho una relación entre ambos puede llegar a ser sana y bonita, no te dejes guiar por el pasado porque eso es ya algo que ninguno va a solucionar.

–¿Entonces te parece bien que salga con él?

—Lo que a mi me parezca no importa, a eso voy, eres grande, tienes que darte cuenta tu mismo de lo que te conviene o no.

—Tienes razón, como siempre Kashi— sonreiste ante el apodo que se te había escapado—. Gracias.

—No es nada Kei, cuando quieras.

Colgaste el teléfono y sonreiste al cielo, Akashi tenía razón, ya eras un adulto y sabias lo que querías, y lo que querías tenía nombre y apellido.

...

Los días junto a Tadashi pasaron extrañamente lentos, yendo de un lugar al otro riendo y hablando como en los viejos tiempos. Evitaban a toda costa el asunto de Kuro ya que ninguno quería arruinar sus salidas, aun así el pecoso te mostraba su desaprobación ante cada llamada o mensaje inoportuno del pelinegro, jurarías que hasta lo escuchaste insultandolo por lo bajo. Hiciste todo lo posible para evitar ponerte nervioso al respecto, de verdad querías que tu mejor amigo estuviera de acuerdo con tu desicion, su opinión te importaba más de lo que admitirías, pero aún así evitaste el tema hasta la noche anterior a su partida.

Esa noche estaban ambos acostados en la sala, el televisor reproducía la última película de Jurassic Park pero ninguno le estaba prestando atención.

–Tadashi, de verdad no quiero que te vayas mañana dejando cosas sin decir– empezaste, agarrando tus manos frente a ti–. Se que no estas de acuerdo con lo de Kuro pero me gustaría que lo vieras desde mi punto de vista.

Oíste su suspiro, estaba harto de un tema que ni siquiera había empezado realmente.

–Kei eres mi mejor amigo, tuvimos este mismo problema en segundo año, recuerdas, pasamos semanas sin hablar del "tema" porque queríamos evitar lo más posible una discusión.

Tomó un puñado de papas fritas y se lo llevó a la boca, poniendo atención a lo que pasaba en la película. Sabias que no podían seguir así, por eso hiciste lo más razonable, apagaste el televisor.

–Somos los amigos más cobardes que existen, lo admito sí, tenemos miedo a los conflictos porque somos demasiado débiles para perdernos, hubo una época en que eras el único ser humano que me aguantaba Tadashi– giraste su cabeza para poder verlo a los ojos–. Pero somos adultos ahora, no quiero perderte pero si quiero que hablemos de esto, si hubiéramos hecho esto en segundo año probablemente no hubiera sufrido tanto.

–¡Es que ese es el problema Tsukki!

Te había gritado, estaba temblando, probablemente de rabia.

–Te quiero muchísimo, de verdad, eras la persona que más admiraba, y simplemente te quebraste, te hiciste añicos, él te hizo añicos, dejaste de ser el Tsukishima Kei que había conocido para convertirte en una sombra que solo sobrevivía sin siquiera intentar recuperarse, estuve ahí cada maldito día ayudándote a recuperar los pedazos de lo que él había destruido perdoname por no estar feliz si, perdón por no poder ponerme aplaudir pero ese tipo hizo mierda a mi mejor amigo durante mucho tiempo y no puedo hacer como si eso no significará nada.

Te habías quedado sin palabras, por sus mejillas corrían lágrimas saladas, pero el no apartaba la vista de ti, hiciste lo único que se te ocurrió, algo que nunca habrías hecho antes, lo abrazaste.

A medida que los segundos pasaban él dejó de estar tenso, correspondió a tu abrazo, sin dejar de llorar. En ese momento entendiste lo mucho que había lastimado a la gente que estaba a tu alrededor Kuro, lo mucho que les había afectado tu dolor.

Cuando Yamaguchi se fue al otro día, te quedaste pensando en si valía la pena arriesgarte no sólo a ti, sino a todos los que te querían a ese problema llamado Kuro Tetsuro.

La dramática vida de Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora