Veinte de diciembre y yo haciendo compras, las tiendas estaban atestadas de personas, lo único bueno, era que a las que yo iba, no había tanta gente.
Me dolían mucho los pies de tanto caminar y estaba segura de que los debería tener hinchados, pero la ropa de ese negocio era tan hermosa que no había podido resistirme a entrar y elegir a mi antojo.
Ojalá Daniel estuviese conmigo, a él le hubiera gustado la ropa que elegía, y también él hubiera elegido alguna prenda que de seguro no me hubiera gustado, pero la hubiese comprado de todas maneras solo para verlo sonreír.
El recuerdo de él simplemente dolía, dolía demasiado.
- Entonces, ¿Se llevará esto? – preguntó la mujer sacándome de mis pensamientos y miré la ropa que tenía en mis manos.
- Sí – señalé una pequeña pila que había ido haciendo con las prendas que me gustaban – esa también.
- De acuerdo – la mujer sonrió mientras tomaba la ropa y se dirigía al mostrador para comenzar a guardarlas en sus respectivas bolsas.
La seguí hacia allí y me apoyé en él mientras buscaba mi tarjeta de crédito.
- ¿Cuánto te falta? – preguntó la chica que estaba en la caja.
- Cuatro meses – susurré – no sé cómo haré cuando esté más grande.
- Mi hermana no pudo casi ni moverse en el último mes – rió.
Le sonreí. Aunque la verdad tenía ganas de tirarme sobre ella y arrancarle los pelos ¿Qué tipo de ánimos eran esos? ¡Dios! No sabía si podía soportar cuatro meses más de lo mismo o peor.
- Aquí tienes – le di la tarjeta.
Luego de pagar y tomar las bolsas caminé hacia la salida y me quedé observando hacia afuera. ¡Demonios! Estaba lloviendo nuevamente.
Salí de la tienda y abrí el paraguas para no mojarme, aunque tenía mis manos ocupadas con todas las bolsas, aun así pude abrirlo para comenzar a caminar bajo la lluvia por las calles grises de Londres.
Apuré el paso cuando se comenzaron a escuchar truenos, y los rayos no tardaron en aparecer. Debía llegar a mi departamento, hacerme un té y tirarme en el sofá a ver alguna película o algo que distrajera mi mente.
- Demonios – susurré aferrándome más fuerte al paraguas que se dio vuelta provocando que la lluvia comenzara a mojarme y lo vi salir volando.
- ¡Auch! – se quejó alguien detrás de mí, giré asustada. Maldición.
- Lo siento mucho – corrí hacia él, rió mientras tomaba mi paraguas con su mano libre.
- No te preocupes – me miró y me quedé paralizada, sus ojos eran tan profundos que los recuerdos de Daniel vinieron a mí. A pesar de no ser del mismo color. – ¡Oh! Que idiota soy – estiró su otro brazo para poner su paraguas sobre mí, impidiendo que me mojara. – Soy Dylan.
- Charlotte – sonreí de lado – lamento mucho lo del paraguas, últimamente soy un desastre – rodé los ojos.
- ¿Qué dices si te invito un café? Para entrar en calor – sonrió – perdón, una chocolatada – señaló mi vientre y reí.
- Apenas y te conozco – susurré confundida.
- Bueno, así se empieza, ¿Verdad? – me lo quedé mirando unos segundos y no pude evitar sonreír.
- Sí, de acuerdo – asentí tímidamente.
Caminamos juntos hacia la cafetería que se encontraba a unos pasos de donde estábamos, él no quitó el paraguas de mí en ningún momento, aunque eso provocó que él se mojara un poco.

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Cerca de tu Corazón (DO'B)
AléatoireDefender a las personas, atrapar delincuentes e intentar mantener el país a salvo. Esa siempre fue la misión de Charlotte Windsor y su equipo. Aunque sabía que su vida siempre corría peligro, al igual que la de su novio, Daniel Sharman. No había...