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Entré al edificio y caminé hacia el ascensor para ir al piso de mi departamento, el sexto.

Caminé hacia la puerta donde busqué las llaves, al entrar miré hacia el sofá donde Daniel siempre se sentaba y mi sonrisa se borró. Dejé caer las llaves sobre la mesa al igual que las bolsas para caminar hacia allí y me senté sin quitar la mirada de su lugar.

- Te extraño, cariño – susurré apoyando mi cabeza en el respaldo sin quitar mi mirada de allí – te necesito, ambos lo hacemos.

Escuché mi celular sonar y suspiré. Me levanté para caminar hacia el bolso que había dejado junto a las bolsas.

- Windsor – contesté.

- ¿Cómo pasaste tu primer día libre? – preguntó la inconfundible voz de Tyler.

- Bien, estuve comprando – miré por última vez el sofá y salí de la sala hacia el baño – conocí a alguien amable. Mh... y los pies están matándome.

- Que quejica – rió mientras abría el grifo para llenar la bañera – te extrañé, Evans en una novata, niña mimada.

- ¡Tyler! – lo regañé – es su primer día, no seas tan... tú.

- Dios, Lottie, no sigue una maldita orden – se quejó – quiero que vuelvas.

- Tyler – reí – falta más de seis meses para que vuelva o la entrenas, o la devuelves.

- ¿Devolverla? Lottie, no es un perro – suspiró.

- Lo sé, idiota – rodé mis ojos mientras comenzaba a quitarme la ropa – pero tampoco te pongas en peligro por una niña mimada.

- No lo haré, si algo sucede, me importa poco que sea la hija del comisionado – suspiró apenas terminemos con el caso iré a verte.

- De acuerdo – me metí a la bañera y suspiré.

- ¡Oye! ¿Intentas seducirme? – rió – recuerda que estoy comprometido.

- Cállate – rodé mis ojos – si necesitas ayuda, sólo llámame, que esté de vacaciones no me impide ayudarte con los casos.

- De acuerdo, gracias – rió – a veces creo que piensas que soy un idiota.

- Lo eres, Tyler; pero aun así te quiero – sonreí – hablamos luego, cuídate.

- Tú también – rió antes de cortar la llamada.

Dejé mi celular en la pila de ropa que había en el suelo y me deslicé en la bañera hasta dejar solamente mi rostro fuera de ella.

Llevé mi mano a mi vientre y lo acaricié suavemente, todas las noches teníamos una sesión de mimos, en la bañera y luego en la cama, pero aun así no había logrado que se moviera ni un poco. Los doctores habían dicho que el contacto ayudaría, pero no fue así, él seguía sin responder a mis caricias o palabras.

Media hora después me envolví en mi bata y luego de tomar el celular caminé con pereza hacia la habitación.

Miré hacia la cama y suspiré. Él no volvería a dormir allí conmigo, el ya no volvería a hacerlo.

Negué con la cabeza para caminar hacia mi armario de donde saqué unas bragas una remera de Daniel. Cuando terminé de cambiarme me senté en la cama y volví a poner mis manos en mi vientre.

Debía hacerle caso a Dylan y mudarme de una maldita vez, si seguía en el departamento, terminaría consumiéndome.

(...)

- Estás embarazada – dijo la doctora mirándome y abrí mis ojos sorprendida.

- ¿En verdad? – llevé mi mano a mi vientre y asintió - ¿De cuánto?

Cerca de tu Corazón (DO'B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora