Diciembre 1993

27 5 2
                                    

Abrió los ojos notando aun que la noche cubría el mundo. Suspiró y se abrazó acurrucandose con el edredón que arropaba su pequeño cuerpo, había pasado un año desde que estaba estable en un hogar fijo y aunque no le tenía mucha confianza a su nueva familia se sintió cómodo desde el primer día. Cerró los ojos dejándose abrazar por el sueño una vez más.

Unos salto en la cama le obligaron a abrir los ojos, lentamente comenzó a distinguir una melena entre castaña y rubia que se cernió sobre él con una enorme sonrisa en el rostro.

–¡DESPIERTA! ¡DESPIERTA! ¡DESPIERTA! –gritó ella aún dando saltos encima de él –¡Es navidad! ¡Ven a ver los regalos! –volvió a gritar euforica, no era difícil darse cuenta de cuál era su festividad favorita. Sin esperar a que se bajara bien de la cama ella lo tomó de la mano y tiró de él mientras corrian escaleras abajo. Los chillidos de emoción de ella le sacaron a él una sonrisa pues se sintió ansioso, era, técnicamente, su primera navidad como mandaba la ley; con regalos, risas, emociones y una familia que estaba ahí para compartir contigo –Mira, mira, este es para ti  –señaló, ella no tenía la misma capacidad de lectura que sus hermanas, pero había aprendido a reconocer todos los nombres de los miembros de la familia, y el de él era el que más sobresalía –Abrelo –susurró con los ojos brillantes mientras ninguno de los dos era consciente de que los demás estaban llegando junto a ambos en la sala de estar frente al árbol. 

Él con cuidado y sin experiencia quitó el envoltorio de la caja y sus ojos se llenaron de lágrimas, era su primer regalo, unos brazos lo rodearon y él lloró feliz. Dejó caer la caja y se giró en los brazos de su nueva mamá quien le acariciaba el cabello ondulado.  

–Feliz navidad, cariño –susurró antes de posar los labios en su frente en un beso muy maternal.  

OPAL (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora