CAPÍTULO 3: 26 de Octubre de 2004

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Una fría mañana desperté exactamente a las 6:00am con una sensación extraña en mi pecho, algo empujaba fuertemente dentro de mí y mi corazón latía con fuerza. De pronto comencé a gruñir sin control mostrando mis colmillos. Comenzaba actuar de un modo extraño,- algo me controlaba- externamente se podían apreciar mis gestos de furia, pero en mi interior estaba asustado y confundido deseando que pasase rápido.

El suceso solo duró un minuto y decidí levantarme, peinarme y cubrirme por el frío para posteriormente dirigirme a la escuela. Recuerdo que esa mañana decidí acudir por mi cuenta ya que mis hermanos en ese entonces eran perezosos al levantarse.

Veinte minutos demoré para llegar, no era el primer día de clase. Al llegar encontré a mis amigos y nos dirigimos a la primera clase del día. Comenzamos como un clásico día de clases, teoría de las cuerdas, fórmulas físicas y matemáticas en la pizarra del aula. La primera hora casi terminaba, todo marchaba normal como los días anteriores. Algo que llamó la atención de todos fue la voz del director frente a nosotros, pidiendo nuestra atención, un Husky como yo le acompañaba.

- Me complazco en presentarles a su nuevo compañero Kodiak.- el director se retiró.


- Saludos.- Dijo en un tono orgulloso ese Husky.

Era igual a mí, mismo nombre, mismos rasgos. ¿Sería mi gemelo perdido? Obviamente sin contar a Rodrigo, a comparación de mi hermano, ese perro vaya tenía presentación y un pelaje brilloso. Algo no andaba bien y se comenzó a acercar hacia nosotros buscando un asiento para tomar la clase.

-Se llama igual que tú, se nota que es un hijo de papi.- mencionó Colmillo blanco.

A lo que le respondí que simplemente lo ignorara y no valía la pena fijarse en un Husky tan arrogante como él. Cometí un gran error al pronunciarlo en voz alta, Kodiak se acercó directamente hacia mí, inclinó su cuerpo y dijo:

-Aquí el que no vale la pena eres tú, rojizo despreciable.- quién lo diría, igual a mis hermanos.

Pero él me odiaba de verdad, desde ese instante tenía un enemigo de por vida a quien me debía enfrentar día a día hasta que algo nos separase.

-¿Cómo me llamaste?- respondí duramente y levantando una mirada seca, estaba muy enojado en ese entonces.

Kodiak Riendo a carcajadas dijo a todos:

LA FUERZA INTERIOR DE KODIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora