Tú y yo

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Reina

Para ser sincera, aún no puedo creer que al fin Kumiko y yo seamos novias, aunque debo admitir que aquel día no fue de lo más memorable debido a ese imbécil. Desde entonces ha pasado un poco más de un mes, mi pie ya está mucho mejor, aunque aún me produce algo de nervios el correr o bajar las escaleras.

El día de hoy ninguna de las dos tiene clases, por lo que decidimos pasar el día en el departamento; por cierto, Kumiko decidió vivir conmigo definitivamente, así que el otro día trajimos algunas de sus pertenencias hasta aquí. Es bueno tenerla a mi lado todo el tiempo.

Tsukamoto no nos ha vuelto a dar problemas desde entonces, lo cual me parece un tanto extraño, pero al mismo tiempo prefiero que las cosas sigan así, sin que él esté intentando separarnos. Kumiko es otra historia, ella todavía parece un tanto nerviosa cada vez que salimos a solas por las calles de Tokio, pero gracias a unos cuantos regaños de Tanaka-san, Kumiko logró tener más confianza en sí misma y en que todo estaría bien.

En estos momentos me encuentro sentada en el sofá de la sala viendo una película mientras mi novia prepara algo para comer y con eso me refiero a unas papas y uno que otro refresco, nada alcohólico por supuesto, sugerencia de Kumiko. Giro mi cabeza un poco con tal de posar mi vista en ella y, lo que encuentro, me parece tentador; Kumiko, al hacer calor, estaba usando una blusa sin mangas y unos shorts bastante cortos también, por lo que ver sus muslos me era pan comido. Muerdo mi labio involuntariamente, sí claro, y comienzo a mirarla de pies a cabeza; realmente se ve linda hoy. Sin darme cuenta me quedé mirándola más tiempo de lo que pensaba hacerlo, por tanto, no me percaté cuando ella se iba acercando a mí, con una traviesa sonrisa en su rostro.

-Siempre te descubro mirándome pervertidamente, Reina - dijo con un tono juguetón.

-¿Puedes culparme? - resté importancia al asunto -. Además, es tu culpa por usar ropa tan... - vuelvo a mirarla una vez más, dándome el tiempo de notar hasta el más mínimo detalle.

-¡Deja de mirarme así! - un golpe con la almohada fue lo que recibí, lo que produjo el comienzo de una guerra de cojines.

Una vez nos calmamos de nuestro juego infantil, procedimos a comer lo que Kumiko había preparado. Al parecer ella había hasta incluido palomitas de maíz, me sorprende el que no me haya dado cuenta; eso me pasa por mirar tanto su tras-, ejem, su cuerpo. Hablando de eso, debo admitir que el cuerpo de Kumiko ha ido teniendo cambios bastante favorables y me refiero a algo más que sus pechos, los cuales crecieron un poco más; hablo de su cuerpo en general, su desplante es más seguro y maduro, por tanto, no me extrañaría el que ella fuera el crush de algún muchacho o chica en la universidad. Suelo ser bastante celosa, así que pensar en este tipo de situaciones no me ayuda en lo absoluto. Sin darme cuenta, mis labios estaban formando un puchero, uno que ciertamente la chica junto a mí notó.

-¿Reina? - su tono de preocupación me hizo casi sonreír, pero debía mantener mi actitud por ahora - ¿Qué pasa? Hace un momento estabas de buen ánimo.

-¿Hay alguien de tu carrera que se te haya declarado? - pregunté sin rodeos.

-¿Eh? - al parecer fue demasiado desprevenido mi comentario -. Por supuesto que no, ¿acaso no me has visto? - No me gusto en lo absoluto el tono en que lo dijo.

-Kumiko - Decidí ser forzosa con ella en esta ocasión - ¿Tienes idea de lo atractiva que eres? -. La miré seriamente mientras le decía eso.

-Ehm... ¿no? - contestó mientras desviaba la mirada.

¿Cómo lidiar con estos sentimientos? (Kumiko x Reina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora