Andrew Müller no sabía cómo sentirse, había pasado más de un mes desde la última vez que había hablado con Rebeca y su familia no sabía precisar en donde estaba, pero sabían que estaba bien y eso les bastaba, quizás a Andrew Müller también debía alegarle, quizás hubiera seguido su consejo y se consiguió un buen hombre. Sea como fuera el detective se encontraba desconcertado, un grupo de chicos, delincuentes de poca monta habían sido encontrados desnudos en una de las estaciones del metro, nadie sabía nada de ellos, sólo habían encontrado al revisar sus celulares como habían sostenido relaciones sexuales entre ellos y grabado los sucesos en video, sin embargo los chicos no recordaban nada de ello, todo aquel asunto era muy extraño aunque no había pasado a mayores, salvo por la tremenda paliza que habían recibido, quizás por grupos radicales anti matrimonio igualitario. Andrew estaba preocupado pero no tenía alguna idea de porqué. Una llamada a su celular lo regreso a la realidad, tenía una cita con el chico del seguro que trabajaba en el hospital central, un tipo delgado de nombre Ian, pareciera que quería conocer los detalles de los chicos homosexuales en la estación del metro. <Hombre, que putada> pensó el detective cuando arrancó su auto y se perdió en las calles.
Rebeca caminaba lentamente por las playas de arena blanca dejando sus huellas marcadas por sus pies desnudos mientras avanzaba con el viento jugando con un vestido ligero corto en color carne acompañada por Agatha quien avanzaba a su paso despacio y en silencio. El sonido de las olas era relajante y transmitía paz y tranquilidad.
--- Cuando estés lista te prepararemos la cena y podrás dormir todo lo que desees --- Anunció Agatha la mujer de piel oscura y sobre peso que Rebeca conoció cuando estaba en casa de Mellrrick en la ciudad, sin embargo la chica de cabello rizo no contestó de inmediato, hablaba poco y comía aún menos, su estado era delicado pero estable. Mellrrick no había querido dar detalles de lo sucedido en el día que llegaron, pero todos asumieron que aquello era serio, tan serio como el primer día que habían conocido a la chica.
--- ¿Puedo preguntarte algo? --- Rebeca rompió el silencio y miró el mar mientras el sol comenzaba a dormirse en el horizonte del océano
--- Lo que quieras mi niña, ¿qué te preocupa?
--- ¿Quién es realmente Mellrrick? ¿Por qué se preocupa por mí?
Aquella pregunta rondaba la mente de la chica, se había instalado desde el principio sin embargo no encontraba explicación para el comportamiento de Mellrrick cuando obviamente no tenía por qué preocuparse por alguien como ella.
--- Mi niña, creo que ambas preguntas deberías hacérselas a él personalmente, lo único que puedo decirte es que si necesitas a un amigo confiable o un chico noble en quien confiar, él puede ser ambas
--- Gracias tía Agatha...,
Rebeca se giró sobre la arena y emprendió el camino de regreso al hogar de Mellrrick.
Rebeca no podía precisar con exactitud cómo había llegado hasta aquella mágica y solitaria playa, al igual que la primera vez que conoció a Mellrrick simplemente despertó ahí, con la sonrisa de Agatha tan tibia y encantadora como siempre y aunque la primera vez se había sorprendido por la casa tan elegantemente adornada que tenía el chico, en esta ocasión su sorpresa fue mucho mayor, cuando al abrir sus ojos se encontró con una habitación enorme de muros de piedra con un techo altísimo del que pendía un candelabro bien iluminado y elegante, de las paredes colgaban paisajes de distintos escenarios europeos y un enorme ropero con muchísimas prendas que ella podía seleccionar a su gusto. La habitación tenía un baño propio que no palidecía en dimensiones con el espacio donde había una cama de plumas y un escritorio con diferentes libros que tenían una nota que le permitían usar las cosas en ese lugar a su gusto. Rebeca salió al pasillo y no encontró a nadie, pero la voz de Agatha le resultaba familiar al igual que la de Celdrick que la reconocieron al bajar las escaleras y la invitaron a acompañarlos a la cocina. Rebeca recordaba poco de la noche anterior y su instinto le decía que era mejor no explorar los hechos, sin embargo se sentía tranquila y con ganas de no volver a casa.
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El Corazón de Rebeca
RomanceRebeca es la única sobreviviente del sanguinario asesino conocido como El Asesino de las Argollas, descubriendo en el proceso que aveces el amor no es suficiente para salvar una relación, ahora enfrenta la depresión, la tristeza y la soledad de ser...