La Marca de Ana

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La última prueba destruyó el espíritu de Mellrrick, después de casi morir ahogado tuvo que sentarse sobre una estructura fálica de madera, introduciéndola por completo por el recto, mientras su secuestrador no dejaba de decirle que ese era el castigo que les hacían a los prisioneros y no fue sino hasta que aquella estructura lastimo internamente a Mellrrick que el secuestrador abrió la última reja y Mellrrick arrastró su cuerpo desnudo, herido y mutilado, con la pérdida de sangre mareándolo a cada instante por unas extrañas escaleras que con cada caída le hacían sangrar internamente que Mellrrick pudo llegar hasta una puerta de madera, la última puerta de su travesía. Mellrrick giró el pomo de la puerta, misma que se abrió despacio y un olor agradable a hogar golpeó a Mellrrick quien entró lentamente gritando el nombre de la chica morena, sin embargo la oscuridad a la que estaba confinado y el agotamiento anímico y mental, le impedían pensar con claridad. Mellrrick tropezó una última vez y aterrizo en una suave alfombra donde una voz conocida le ordenó que se quitará la mordaza de los ojos. Mellrrick balbuceaba algunas cosas sin sentido, intentando explorar con sus manos el suelo, hasta que encontró una superficie suave y tibia, Mellrrick se sujetó a esa superficie y comenzó a escalar hasta poder ponerse de rodillas donde nuevamente tuvo que arrancarse con sus propias manos la mordaza metálica sobre los ojos atada a su sien por alambre, desgarrando el tejido y provocándole un dolor indescriptible, sin embargo, cuando finalmente sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, cuando pudo vislumbrar en la penumbra de un cuarto bien iluminado, lo que encontró Mellrrick frente a él, le congelo la sangre.

Rebeca estaba sentada con un pantalón vaquero, sus tenis mal amarrados, una blusa blanca que él le había regalado y su cabello chino caía por alrededor de su rostro en una expresión pacifica, sin embargo las mangas de aquella blusa, los puños, había un color rojo escarlata que contrastaba con la ropa, con la armonía de la imagen, que le daban una expresión terrible. Mellrrick, giró la cabeza en un gestó de negación.

--- No...,no..., por favor....., no..., ---- Los ojos de Mellrrick se llenaron de lágrimas de inmediato, su pulso disminuyó, sus heridas parecieron dejar de sangrar y Mellrrick se acercó a Rebeca con las mejillas destrozadas y tocando el rostro de Rebeca manchándola con su sangre combinada con la suciedad del pasillo. --- ¡Rebeca! --- Mellrrick gritó tan fuerte como su fuerza se lo permitió, sus fuerzas se debilitaron < ¡Rebeca! > Gritó nuevamente pero el cuerpo de la chica no se inmutó, no se movía y las lágrimas de Mellrrick cayeron como cascadas sobre el cuerpo de la chica, mientras se deslizaban juntos hacía el suelo, la voz de Mellrrick se quebraba más rápido que su cuerpo y aun con su cuerpo tembloroso Mellrrick la recargo en su pecho. ---- Perdóname..., perdóname... por favor..., Re.., Re.., Re.., perdóname. No llegué a tiempo, no pude llegar..., lo siento tanto.., lo siento..., lo siento. Mellrrick colocó sus manos sobre los cortes de las muñecas, estos eran horizontales y contrataban con las marcas en vertical que la chica le había enseñado en sus interiores intentos de suicidio. Mellrrick la acostó en el suelo y continuó llorando sobre el pecho de la chica, mientras una sombra se movía a su espalda. --- ¿Por qué?--- Preguntó Mellrrick alzando su rostro para buscar al hombre que había capturado a Rebeca y la había usado para traerlo a él a ese lugar--- ¿Quién es usted? ¿Qué le hice yo? ¿Qué le hizo ella?---

El hombre que estaba atrás de Mellrrick caminó lentamente hasta quedar frente al chico, en su mano tenía un revolver con seis tiros, en su mano izquierda una fotografía que le arrojó al delta.

--- No me reconocerás si no te digo quien soy, eso me hace odiarte más--- Anunció el hombre mientras preparaba el tiro en su revolver apuntando a la frente de Mellrrick--- Mi nombre es David Montes, soy el padre de Daniel Montes. El chico que tu asesinaste hace diez años en esta montaña y que luego manipulaste mi memoria, la de mi esposa y la de mi hijo, para que olvidáramos tu rostro y el de la chica, que acuso a nuestro hijo..., tu mataste a Daniel.--- El hombre le disparó a Mellrrick en el hombro, el chico cayó de espaldas al suelo clavando su mirada en el hombre frente a él y fue entonces cuando Mellrrick lo reconoció. Fue la noche en la que llevo por primera vez a Rebeca al médico, el hombre con el que chocó en el pasillo del hospital, fue el hombre que trabajaba como conserje en el edificio de Rebeca, el mismo hombre con el que platicó un par de veces de forma superficial en la entrada de la casa de la chica. Era el padre del chico que alguna vez enfrentó Mellrrick para salvar a otra mujer. --- Nos hiciste olvidar todo..., mi esposa..., mi esposa murió cuando los recuerdos inconexos de lo que había hecho Daniel, de los motivos de su condena fueron demasiado para ella y se cortó las venas, de la misma forma que lo hizo tu nueva novia, quería que la vieras como yo vi a mi mujer, sin poder creer la verdad, que nuestro hijo había sido condenado por crímenes que no podía recordar, por una mujer cuyo nombre no podemos decir, porque lo olvidamos, como si fuera una enfermedad y cuando Daniel se suicidó, cuando mi hijo murió y tú te apareciste en su funeral con tus estúpidas rosas azules, los recuerdos volvieron a mí. Te investigue, investigue todo lo que había pasado y encontré que los registros estaban borrados, no aparecía tu nombre o el de la chica a quien sólo identificaban como Ana, pero al final la vida me sonrió, nos encontramos en el hospital y ahí conocí a un hombre que sabía cómo matar a un delta, que me dijo que eras, que me dijo a quién amabas ahora. Mi hijo murió por un amor pasado, por un amor que ya olvidaste, por un amor que ya no es nada para ti. Me dio las herramientas que necesitaba y me dio la forma de desquitarme. Daniel vivió en oscuridad de un pasado que ninguno de nosotros podía recordar así que no pudo hablar para defenderse, no pudo ver a su captor y lo violaron en la cárcel, lo torturaron, le hicieron lo mismo que yo te hice está noche a ti y terminaré con tu vida, como terminaste la de él y después me mataré...,

El Corazón de RebecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora