La última regla

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Rebeca llegó al restaurante luciendo un pantalón cortó que dejaba ver sus largas piernas con unas zapatillas de tacón alto y una blusa de hombros descubiertos, con un maquillaje discreto, desayunarían en la ciudad. Mellrrick llegó con una camisa azul de cuello redondo con un pantalón vaquero y zapatos del mismo color con un sacó a juego, apoyándose en un bastón con sus lentes de montura cuadrada y su cabello finamente recortado además de una barba ligeramente descuidada que le daban un aspecto más serio, un tanto envejecido, pero masculino. Rebeca lo recibió con un beso que Mellrrick contestó con amor y dulzura. Desayunaron en la ciudad y poco después de las once de la mañana Mellrrick uso su magia para llevarla a la toscana donde pacerían por las calles celebrando un año de relación desde que Rebeca saltara del puente y Mellrrick la salvara. Así que ahora paseaban por el mundo celebrando aquel acontecimiento. Mellrrick usaba un bastón para apoyarse en caminar, sin embargo Rebeca siempre estaba gustosa de caminar a su lado, esa noche Rebeca le regaló a Mellrrick un dije con un cuadro de acero negro sobre una placa de piedra negra, un adorno discreto pero romántico, Mellrrick le regaló a Rebeca una blusa de diseñador en color blanco e hicieron el amor dulcemente tal y como había sido su costumbre desde hacía tiempo. El pasado que los había alcanzado con sus fauces al final los había soltado y los chicos durmieron plenamente.

Esa noche Mellrrick se levantó y se vistió con calma, se colocó a un costado de Rebeca y comenzó a hablar. --- Te diré ahora la última regla cuando sales con un delta, el último día que nos veamos, deberás olvidarme y olvidar todo lo que viste, todo lo que viviste y olvidarme a mí. Cuando te conocí eras una mujer rota que no tenía razones para vivir y pensaste en que la muerte era una causa justa para merecer un descanso. Ahora eres la única razón por la que yo no me dejo caer, sin embargo, ya no puedo ayudarte a crecer, ahora el que debe sanar soy yo, el que debe crecer soy yo, el que te debe dejar ir soy yo. Tú mereces ser feliz y yo no sé si pueda ser feliz y no quiero que mis dudas te arrastren conmigo. Te Amo Rebeca, pensaré en ti todos los días de mi vida, pensaré en lo nuestro, en lo que fuimos y en lo que pudimos ser. Gracias por todo, gracias por tanto, perdón por tan poco..., Te Amo. --- Mellrrick modificó la memoria de Rebeca, recordaría haberlo conocido, un par de encuentros, un hombre más en su vida que la motivo a ser mejor persona, a superarse, pero nadie especial en su vida. Rebeca se despertó en sus vacaciones en el extranjero, tenía la sensación que olvidaba algo, pero así era ella, despistada, olvidadiza, distraída. Compraría regalos para su sobrina, para su madre y regresaría a trabajar la siguiente semana. Su vida se llenaría de esperanza de nuevo.

FIN


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Algunos años después...,

Un teléfono sonó en mitad de una habitación llena de cuadros de una hermosa mujer de piel morena con una hermosa niña de rasgos asiáticos, disfrutando juntas en varios puntos del mundo, también había fotos de la niña jugando con otra niña un par de años más grande y de una enorme familia dominada en su mayoría por mujeres. Finalmente la pequeña niña de nombre Lía Rebeca tomó la bocina y contestó.

--- Hija, ¿quién es? --- Rebeca dejó de preparar el desayuno para su hija y para ella. Pasando por enfrente del certificado de adopción de su hija desde hacía un par de años.

--- No sé mamí, dice que es un amigo tuyo--- Contestó la niña con una sonrisa enorme mientras dejaba la bocina y abrazaba a su madre. Rebeca recibió el abrazo de la pequeña y la abrazó con más fuerza, cada vez que lo hacía se llenaba de amor, se llenaba de fuerza, su corazón volvía a latir.

--- Hay que apurarnos de acuerdo, hay que pasar por tu abuela, por tu tía y por tu prima--- Anunció Rebeca con una sonrisa y besando la frente de la niña

--- Si mamí --- Contestó la pequeña y se fue a la cocina.

Rebeca caminó hasta la bocina, enderezó el cuerpo y miró su reflejo en uno de los cuadros familiares, se sentía plena, nuevamente feliz y así contestó.

--- Si bueno..., ¿Mellrrick?..,  

El Corazón de RebecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora