Capítulo 1

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  Hace un par de meses comencé la aventura más loca y arriesgada de mi vida junto a mis hermanos. Quizás para muchos no sea la aventura más loca y arriesgada, pero par mi si lo es, rentamos un local en el centro y pusimos una cafetería a la que llamamos "Camixi" si lo se, no es el nombre mas original pero como no nos poníamos de acuerdo con el nombre decidimos usar las primeras dos letras de nuestros nombres. "Ca" de Carlos, mi hermano mayor, "Mi" esas son mías, mi nombre es Mine, y "Xi" de Ximena, mi hermana menor.

Carlos se encarga del área administrativa, siempre le ha gustado eso y de hecho fue el único que fue a la Universidad para estudiar, mi hermana Ximena se encarga de preparar cafés, esta un poco loca, siempre se la pasa inventado y mezclando diferentes tipos de cafés, aunque a veces le explota la cocina, pero sus creaciones cafetosas son una delicia.
Y yo me encargo de la repostería, dejé la preparatoria a mitad del quinto semestre y me inscribí a varios cursos de repostería, afortunadamente mi chicle pegó y mis postres son deliciosos, después de casi 10 años haciendo postres en el horno de mi casa, mis hermanos y yo tuvimos ésta grandiosa idea. Las personas comenzaron a visitarnos poco a poco, y con el paso de los días, nos hemos convertido en una de las mejores cafeterías de la ciudad.

Es rara la vez que salgo al área de las mesas, pero estar siempre con Luis y Miguel es un martirio, con ellos prácticamente me he convertido en un hombre morboso, lepero y mal hablado, según Ximena, pero he aprendido muchas cosas, me han enseñado las técnicas básicas para defenderme de algún agresor, o como comportarme en una cita, según ellos me están convirtiendo en la mujer ideal, de esas a la que no le importa si la llevan a un restaurante lujoso o a los tacos de la esquina.

Pero lo que mis compañeros de trabajo es que no saben que yo soy así, pero ellos son felices al creer que soy su obra.

—Mine ¿me puedes ayudar a atender mesas por favor?— pregunta Laura la chica recién contratada por Carlos creo que esa chica le gusta a mi hermano.

—claro— me quito el mandil que está sucio de harina —les encargo las madalenas— le digo a los chicos.

Voy al área de las mesas, Laura y Mimí casi corren de un lado a otro, tomo un mandil y lo ato alrededor de mi cintura, voy con Carlos para que me de una libreta y una pluma para anotar los pedidos.

—toma de la cinco a la doce por favor— dice viendo la calculadora.

Miro mis mesas y son de las alejadas, las personas sólo se sientan ahí cuando quieren estar alejados del ruido, o simplemente quieren estar solas. Unos hombres de traje están en la mesa más alejada, parece que nadie ha ido a atenderlos, con paso firme me dirijo a ellos. Cuando estoy cerca me doy cuenta de la pequeña discusión que tienen en voz baja, no parecen muy felices.

—Hola, Bienvenidos a "Camixi"— les sonrío con amabilidad —¿saben lo que ordenarán o les dejo la carta?–a

—dos cafés americanos regulares y dos pastelillos de calabaza— gruñe el señor de traje negro sin verme.

—¿es todo?—

—si— me responde el de traje gris con una amable sonrisa.

Me doy la vuelta en mis puntillas, rápido voy al área de Ximena para que su equipo me prepare mi pedido. Mientras todo está, sigo atendiendo mesas, y es la primera vez que me siento incómoda, es como cuando sientes que alguien está viéndote, pero no hay nadie que me vea. Voy por mis cafés y están listos al igual que los pastelillos que están en el mostrador, tomo los que están más bonitos y los pongo en los platos de cerámica blanca. Con mi charola lista me dirijo a la mesa de los hombre de trajes.
Dejó el pedido delante de ellos, ambos siguen tensos, me retiro para que sigan teniendo su armoniosa discusión, sólo espero que no lleguen a los golpes y destruyan el local.

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