Capítulo 5

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—¡¿CÓMO PERMITISTE QUE EXTRAÑOS ENTRARAN A MI CASA?! ¡MI CASA!— gritó furiosa.

—¡No me grites Mine!— me mira furioso —¡No olvides que soy tu hermano mayor!—

—¡A la mierda con eso Carlos!—

—¡Mine!— dice una tercera voz furiosa —¡No le hables así a tu hermano!—

—no puede ser— digo para mi mientras bajo la cabeza —¡no sabes lo que ha hecho madre!— digo cuando la tengo frente a mi.

—¡lo hice por tu bien hermana!—

—¡¿MI BIEN?!- rio con ironía.

—¡basta Mine!—

—¡pero...!—

—¡he dicho basta niños!— nuestra madre está roja del coraje —al almacén—

—pero...—

—¡he dicho al almacén—

No se como es que a mis 27 años, mi mamá sigue teniendo ese poder sobre mi, y no solo de mi, sino también sobre mis hermanos. Desde hace años que no vivo en casa de mis padres, pero aún así ejercen una fuerte autoridad sobre nosotros.
Mi mamá, Carlos y yo caminamos al almacén, enciendo la luz y nuestra madre nos mira con desaprobación.

—¡esa no es la educación que te di Mine, Carlos es tu hermano mayor, y por ende debes respetarlo!—

—pero...—

—¡no me interrumpas que no he terminado de hablar!— ahora si que está furiosa.

—lo siento madre— me disculpo de inmediato.

—ahora, Carlos, explícame lo que está pasando— pongo los ojos en blanco, como es que pide su versión de la historia en vez de la mía.

—Mine sufrió un accidente ayer, no supimos de ella hasta en la noche, un señor llamado Walter Ludlum fue quien ayudó a Mine, ya que la vista de Mine fue la principal afectada— al menos no exageró la situación.

—¿y a que te refieres hija, cuando dices que tu hermano permitió extraños en tu casa?— pregunta con mucha tranquilidad.

—me imagino que el señor Ludlum estaba muy apenado por el accidente que sufrí en su empresa— me mira con mucha atención —ya que está mañana cuando desperté, había tres personas en mi casa contratadas por el señor Ludlum— asiente —una señora estaba preparando el desayuno, una joven estaba haciendo la limpieza de mi casa y un chofer que me lleva a todas partes—

—entiendo— dice mi mamá.

—el señor Ludlum me explicó la situación de Mine, no puede estar cerca de los hornos por que lo caliente que emiten afecta a su piel, debe estar en reposo, tomarse el medicamento y aplicarse las gotas— explica mi hermano.

—entiendo eso, pero ¿porque no consultarme primero?—

—¿cómo querías que te consultara si estabas inconsciente por el medicamento?— mi hermano quiere matarme —Ximena y yo no podemos cuidarte, debemos estar aquí, y no creo que quieras que nuestros padres te cuidaran— niego de inmediato ante esa probabilidad.

—quítate los anteojos de sol— pide mi mamá y lo hago.

Mi madre me mira con reprobación, esta molesta y furiosa, lo se, pero no quiero que mis padres se mortifiquen por mi, no quiero que sigan preocupándose por mi.

—estoy bien madre, lo prometo— aseguro.

—entiendo el punto de cada quien. Mine, debes agradecer las atenciones que el señor ha tenido contigo— me mira a los ojos.

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