Capítulo 3

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Siento que la cabeza me da vueltas, intento abrir los ojos pero algo me lo impide, llevo mis manos y estoy vendada.

—no la quites— la voz me toma desprevenida.

—¿dónde estoy?— me falta el aire.

—en el hospital— responde con extrema calma.

—me quiero ir a mi casa— pido.

—no nos moveremos de aquí hasta que el doctor lo autorice—

—¿que hora es?—

—has despertado— dice un hombre con mucha alegría.

—¿quién es usted?—

—soy el doctor Albert Chandler, soy quien la atendió de emergencia—

—¿que fue lo que me pasó? Solo recuerdo que algo me cayó en los ojos y me trajeron aquí—

—le cayó un líquido para quitar la corrosión en los grifos, por fortuna el señor la trajo rápido al hospital, de lo contrario las consecuencias serían catastróficas para su vista—

—¿ya me puedo ir?— estoy ansiosa por irme a casa.

—en unos minutos podrá irse, pero con la condición de que tomes el medicamento y no te quites la venda hasta dentro de un par de horas— asiento —uses lentes oscuros y apliques gotas para la irritación—

—entendido— escucho ruidos y como niña malcriada intentos levantar un poco la venda para ver.

—deja ahí— me toma por sorpresa.

—pensé que estaba sola—siento sonrojarme —soy Mine, por cierto—

—Walter—

—un placer—

—aquí tiene el medicamento, este se lo debe tomar ahorita y las gotas de la señorita— dice una mujer —y unos lentes. La cuenta se paga en recepción—

—Arthur, el hombre que está afuera se encargará—

—si señor— la puerta es cerrada con fuerza, esta vez no intento espiar ya que le imagino que el hombre sigue aquí.

—abre la boca— ordena —es el medicamento— abro solo un poco la boca, y una pequeña píldora es depositada —bebe— abro un poco más la boca y el líquido moja mis labios, cuando intento tomar el vaso lo quita. Escucho que tocan la puerta.

—está todo listo señor—

—gracias Arthur— dice muy educado —dame tu mano—estiro la mano ya que no creo que le pida la mano a un hombre —te llevaré a casa—

•••

Despierto un poco mareada, intento ver algo y recuerdo un poco de lo sucedido, llevo mis manos a la cabeza y aún traigo la venda puesta. En la yema de los dedos puedo sentir el clip con el cual la venda está sujeta, con cuidado la quito y desenredo la venda de mi cabeza.
Abro los ojos con cuidado, veo bien pero me arden un poco. Me percato de que ésta no es mi habitación, ni siquiera es alguna habitación de la casa de mis hermanos. La habitación está iluminada tenuemente, tiene un enorme ventanal de piso a techo, el cual tiene las persianas abiertas y me doy cuenta que está oscureciendo, puede ver una parte de la ciudad, miro el resto de la habitación la cual solo tiene una enorme cama en la que estoy, un par de mesitas de noche, un pequeño sofá blanco y un televisor de pantalla plana que está en la pared beige enfrente de la cama.

Respiro con algo de dificultad, me levanto de la cama y siento marearme, me siento de nuevo y en la mesita puedo ver unos lentes oscuros, me los pongo y me levanto de nuevo, me pongo mis tenis y lento camino hacia la puerta, giro la perilla para salir, cierro con cuidado, delante de mi solo hay otra puerta, y el pasillo, camino lento hasta toparme con las escaleras, bajo con precaución, y mi corazón empieza a bombear con fuerza. Quedo parada al inicio de las escaleras viendo el elegantísimo lugar. Recorro un poco viendo algunos cuadros que están colgados en la pared, no tiene forma alguna pero está preciosos.

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