Capítulo 15.

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" CLARISSA GODFREY. "

Me dio la vuelta al verlo sonreí y me acerqué hasta él.

- ¿Qué haces aquí, Kai? -

- Hoy no hablamos y quería saber de ti. En el Instituto parecias bastante ocupada y no quise interrumpirte. -  desvío su mirada.

- ¿Te refieres a Alex o el inapropiado de tu hermano? -  Me crucé de brazos.

- ¿Qué hizo Roman ahora?  -

- Nada que importe. - Negué y pasa la mano por mi rostro.

- ¿Te gusta Roman? - Enarco la ceja.

- ¿Por qué lo dices? -

- Sólo responde. -

- Esto es absurdo, Kai. -

- Maldita sea, Kristen. Responde, ¿Te gusta Roman? es eso ¿cierto? - levantó la voz acercándose a mí.

Eleve una ceja molesta. - Tú no eres nadie para hablarme así, ni para interrogarme. Que estúpida pensar que había una gran diferencia entre Roman y tú. Pero es lógico son hermanos y ustedes creen que pueden tratar a las personas como si fueran sus dueños. - Me aparte,  pero antes de poder hacerlo me tomo del brazo.

- Tú no lo entiendes. Sólo quiero protegerte. Roman es peligroso, este lugar lo es. -

-  Nunca pedí tu ayuda y para mi suerte. Sé cuidar de mí perfectamente. - Me solté y entre rápidamente a casa subiendo a mi habitación.

Carretera de Hemlock Grove.

Me detuve, baje del auto y abrí el cofre. Levanté la mirada observando las luces de un auto acercarse, me quite la chaqueta y me acerqué haciendo una señal para que el auto se detuviera. Al hacerlo de este mismo bajo un hombre, tal vez de unos 28 o 32 años, no está nada mal.

- ¿Ocurre algo señorita? - Se acercó hasta mí mirándome, luego su mirada se centró en mi escote.

- Mi auto, no jala. - Sonreí y me di la vuelta caminando hasta el cofre.

Él me siguió y se detuve aún lado mío checando el motor. - No parece haber daño alguno. -

- Pues si no arranca es porque algo no esta bien. - Levante la mirada alrededor y luego volví a mirarlo a él.

- Pues parece estar en muy buen estado. - se inclinó más checando el radiador.

- Oh, en ese caso. - Lo tomé del cabello y lo pegué contra el vapor caliente que salía de este mismo.

- ¡Ahhhh! - empezó a gritar tratando de quitarse, pero lógico mi fuerza era superior.

¡Sólo mía! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora