¡Sólo mía!

Capítulo 18.

"PROTECTORES."

Observe alrededor y pude apreciar a Peter en el suelo inconciente. Trate de ponerme de pie y apoyarme en un árbol.

¡Maldita perra!

La mire con irá, podía sentir como nuevamente la sensación de hace unas horas se apoderaba de mí, mi cuerpo comenzaba arder.

— ¿A dónde vas, linda?   — Me tomó del cuello arrojandome nuevamente al suelo. —  Sabes tengo la misma duda que Roman y Kai. ¿A quién prefieres realmente? — Se acercó colocando su pie sobre mí.

- Vete al infierno. - Mordi su pierna lo más fuerte que pude, cuando quito su pierna me levante como pude y trate de correr.
—

Agh, estúpida. — Salió trás de mí.

Me detuve en un árbol, no podía correr mucho, me dolia todo el cuerpo. Tome un pedazo de tronco del suelo y me escondí entre los arbustos.

— Kristen, maldita sea ven aquí. — La mire detenerse y observar alrededor. — Puedo detectar tu asqueroso olor. No eres la blanca palomita que todos creen. Tan solo date cuenta tu padre te abandonó desde el día en el que naciste y tu madre esta muerte. Porque prefirió morir que soportarte un día más. —

Salí rápidamente acercandome a ella y golpeando su cara con el tronco.

- Cierra la boca. - 

Al tirarla al suelo me monte sobre y como pude comencé a golpearla. No pasaron segundo cuando me empujo y se puso de pie rápidamente.

— Maldita zorra. —

Dio una patada a mi abdomen, simplemente me retorci cuando nuevamente iba a repetir la acción cerré los ojos, lo último que quería ver es como me pateaban el trasero mis fuerzas estaban al cero.

Pasaron segundo y no sentí nada. Al abrir los ojos la rubia se encontraba contra la pared. Otra mujer la retenía contra él.

¿Qué mierda pasa?

— Ven, déjame ayudarte. —

Un hombre bastante, alto y fornido me extiendo su mano a lo cual me jalo ayudandome a poner de pie.

¡Agh!

Hice una pequeña mueca de dolor y torsi las piernas, en definitiva había gastado mi última gota de aliento que mis piernas ni siquiera respondían. Pero antes que cayera y me sostuvo entre sus brazos.

— Kelley, detente. —

Fueron sus palabras antes de que cerrará los ojos y cayera en profundo sueño.

Al abrir los ojos sentí un leve dolor en mi cabeza, me senté y observe alrededor intentado reconocer el lugar en el que me encontraba. Solo una amplia habitación nada familiar, me puse de pie y sentí una pequeña puntada en el abdomen.

¡Agh!

Intente recordar lo que había pasado, pero cada que trataba una migraña horrible invadía mi cabeza. Camine hasta la puerta abriéndola con cuidado, había un pasillo largo y al fondo de este se escuchaban voces.

Lentamente me acerque y puede ver a dos personas discutiendo. Un hombre y una mujer, ella parecía muy molesta, pero sin embargó en se encontraba en el sofá tranquilo de la vida.