Zima.
Heladas de la Epifanía
DERIAN
Antes de que amaneciera, antes de que pudiera ir hasta la habitación de la rubia con tal de susurrarle que podíamos ir por más tarta de chocolate, la nieve chocó contra las montañas que nos rodeaban, los árboles no se inmutaron y dejaron que cada copo de nieve besase sus ramas con tal de vestirlas de nuevo. De nuestra casa a las Puertas del Cielo, un camino blanco nos rodeaba.
Era una de mis épocas favoritas de todo el año y, en especial, ese día. El Zima.
Para cuando bajé a la cocina, cercana la noche, ya mi tío Kayne estaba organizando a los empleados de confianza que habían llegado, probando todo con tal de que, según él, funcionase a la perfección y que no se intoxicara. La comida estaba siendo preparada—lamentablemente no me dejaron entrar a la cocina para hacer mis maravillas—, y el enorme árbol brillaba en medio del salón como un faro. Sus gritos fueron lo de menos cuando papá empezó con su festín de regalos desde las primeras horas del día, en las que permanecimos silenciosos comiendo y leyendo. Extraños detalles ya que, para Eila Kuznetzov su cumpleaños debía ser celebrado con la plena curiosidad de descubrir cada regalo que le daba mi padre.
Le dejé el mío en su habitación y por lo que logré ver, ya lo estaba usando.
Mi piano estaba repleto de rosas, ramos y regalos para mi madre. Los aromas del romero, vainilla y vino volaron de un lado a otro como si fuese una competencia y me fue imposible no soltar una carcajada al ver que Kayne le estaba ordenando a mi tío Diuk quien parecía una fortificación de rocas que nunca nadie movería. Cada tres años hacíamos esta celebración e inevitablemente la disfrutamos como siempre.
Aun así, ese año sería diverso...
Pese a que más de una vez las circunstancias en mi vida me incitaban a ser completamente indiferente ante mi alrededor, me era imposible no sonreír estando en casa, recordando cada detalle de la infancia que, aunque no fue del todo tranquila y mucho menos normal, disfruté completamente, incluyendo las tantas veces que Kayne quiso que le pusieran la cola de papel, sin ser consciente de que podía llegar a hacer trampa, picando en el lugar menos indicado con tal de hacerlo gritar.
También disfrutaba hacerlo sentir mal a veces, dejando sentimientos invisibles enroscados en su cuello con tal de verlo en el suelo gritando o en la noche deambulando.
Las veces que estuvo en el hospital, la mitad de ellas, fue por mi culpa.
Con las manos en mis bolsillos, prácticamente listo para la velada, di un giro por la habitación, consciente de que los invitados llegarían cuando menos lo esperara a mitad de la noche como siempre solía ser. No éramos seres nocturnos, o por lo menos, yo no iba incluido en ello, sabiendo bien las andanzas de Izye. No obstante, la fiesta del Zima siempre era conocida por llevarse a cabo a altas horas de la noche. Recordando no solo las costumbres como originario de Rusia, ante los hechos pasados de las guerras y fríos inviernos, sino por una de las noches más importantes en nuestro mundo.
El Zima, donde las tinieblas se liberaban sin pensar.
Le sonreí a uno de los empleados, divisando a Rodrick a la lejanía, guiñándole un ojo. Poco a poco la música sonó como un rumor lejano y con la nieve nublando los caminos a las afueras, supe que los demás reflejos y amigos de la familia estarían por llegar.
—Mojigato, ¿en serio inicias la noche, con eso?—señaló mi vaso, solo con agua y unas rodajas de limón. Alcé las cejas soltando una jovial sonrisa—. Definitivamente le haces honor a tu apodo.
![](https://img.wattpad.com/cover/142300682-288-k366820.jpg)
ESTÁS LEYENDO
REFLEX [✔#2]
خارق للطبيعةSEGUNDO LIBRO DE LA SAGA #2 Seguramente ya te han consumido, pero ahora... ahora te harán sentir. #2 Suspense 20/01/21 Protegida por Derechos de Autor Co, 2020. © No copiar, no adaptar ni tomar nada de la historia.