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ADVIERTO QUE: El capítulo está subido de tono en varias cosas, así que sugiero que no lo lean en compañía de un adulto, mucho menos sí son sus padres, a menos que quieran darles a conocer algunas cosillas que leen, algo explicitas *tose* Seh, otro mini +18... #DAYLA es una bomba. Además, advierto que la otra subida de tonito es por... bueno, lean hasta el final. 

Psta. amé la canción de arriba, estaba planeada para ser de ellos desde hacía mucho y hacía tantoooo, quería compartirla con uds. 

***

luftmensch

Las viejas cicatrices quemaban y del mismo modo, el niño reflejo las besaba.

DERIAN

Una mierda. Todo se había convertido en un pozo, uno muy jodido del cual no sabría sí saldríamos. De mi interior revoloteaba todo, en una especie de clase de zumba a la cual no me habían invitado.

Simplemente, no sabía, no en ese momento, sí sería capaz de controlarlo. Ese poder, el regalo de los antiguos, no era más que una pesada carga eléctrica que me acalambró el cuerpo, haciéndome soltar de a poco sentimientos y emociones mientras estábamos en el auto. Como una ráfaga, un pulsante llamamiento que me invitaba a soltarlo todo, cuando realmente no podía hacerlo, no sin lastimar a alguien. Así que fui poco a poco, consciente de mi dificultad para respirar.

Uno que otro sentimiento serpenteó en mis dedos y salió, acogido por el viento invernal que silbaba a nuestro alrededor. La ciudad estrellada los recibió con gusto y al mismo tiempo crujió angustiada por la extrañez de éstos.

Quizás de algún modo, sin que me diese cuenta, Ayla era mi soporte. Se había convertido, en pocas palabras, en mi ancla. No sabía con exactitud sí ella realmente aceptaba sus sentimientos, de llegar a hacerlo, era posible que lo dijese, pero no lo había hecho, solo pude verlos desde la lejanía, cuando apenas me abría una parte de sí. Lo agradecía más que cualquier cosa en el mundo, pero no podía dejar de preguntarme sí era real.

—Juro que no esperaba eso—negó Kayne, bajándose del auto. Se revolvió el cabello e inevitablemente hice lo mismo, alzando la vista para ver el edificio frente a nosotros—. Lo lamento, de verdad.

Reí por lo bajo, sin tener otra reacción para el mundo. Sí no reía, ¿por qué iba a hundirme en la desesperación? Sí moríamos, que fuese de la risa.

—Dejas siempre tu marca, tío.

Él guiñó un ojo, como casualmente siempre lo hacía. No obstante, vi la decepción en sus ojos, una fantasmal decepción y temor que pocas veces había logrado divisar. Antes, al encontrarnos, no fui capaz de decirles lo que había sucedido, mucho menos las palabras de mi padre, tranquilizando a mamá quien seguía dormida, por la cantidad de emociones que le atravesaron al escuchar las noticias.

Debíamos descansar, antes de enfrentar la batalla de la realidad, o estaríamos completamente perdidos.

—No soy un perro, pero sí, eso siempre, sobrino—soltó mirando el cielo, en una carcajada—, deberías saberlo mejor que nadie, también lo heredaste de mí.

Ayla observó a nuestro alrededor, como solía hacerlo siempre que llegábamos a otro lugar. Llevaba tiempo sin demostrar ese aire calculador, con tal mirada pragmática que te hacía dar escalofríos. Supuse que entonces, el único lugar donde se encontraba segura, era en nuestra casa.

Porque para ella, siempre sería su hogar, aunque no lo supiese.

—Bien, supongo que aquí nos separamos—Kayne se desperezó, sacando un par de llaves de su bolsillo. Divisó los carros que seguían estacionados, esperándonos para partir en la mañana y luego con un cabeceo se despidió—. Sé que amarían dormir conmigo, pero del mismo modo sé cuán inapropiado sería para Ayla, ya que me gusta descansar como mi madre me trajo al mundo.

REFLEX [✔#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora