CAPÍTULO XIV

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POV HADES

La adrenalina cada vez más corre por mis venas, presiono con fuerza mis manos al volante y acelero el auto que manejo.

Observo ambos lados y la vía esta despejada, no es esto lo que debería estar haciendo, no es así como se suponía que iba a salir adelante, pero por ahora es la opción más rápida que consigo para los gastos médicos de Atenea y  mi madre, un sueldo mínimo como empleado no cubre una enfermedad del corazón y menos sin un seguro médico.

Es mi realidad aunque ellas se empeñen en no verlo.

Las carreras clandestinas las organiza mi mejor amigo, las calles dónde corremos son poco transitadas y con fáciles vías de escape por si la ocasión lo amerita. Llevo más de seis meses haciéndolo y aunque supone un dolor de cabeza para mi madre y para mí aunque no lo admita, la situación actual de mi hermana no me da el tupé de esperar una mejor oportunidad al ser un ex presidiario.

Amira.

Me debe odiar en estos momentos por dejarla embarcada, tantas preguntas sin respuestas deben ahondar su cabeza y solo espero poder responderlas en su momento aunque el resultado de eso sea una distancia entre ambos.

No puedo sacarla de mi cabeza y eso me esta enloqueciendo, su sonrisa, sus labios es lo primero que llega a mi mente al cerrar los ojos y me niego aceptar lo que estoy sintiendo porque sé que no llegará a ningún lado.

De alguna manera lo que sucedió anoche ha despertado en mí una chispa que no sabría cómo definirla y mucho menos como manejarla.

Me debato entre lo que quiero hacer y lo que no debo, ilusionarla es un paso directo a mi propio infierno, tratar de alejarla me incita a seguir detrás de ella y sacarla de mi mente se ha convertido en un imposible.

¿Qué demonios me has hecho princesita?

Ailén sigue insistiendo para vernos y sospecha de que hay algo más detrás de mi decisión en acabar con este masoquismo por parte de ambos pero lo que menos deseo es causar un problema entre ella y su hermana, tampoco quiero que Amira sepa lo que pasó con la rubia. Soy un cobarde y un patán pero no sé en qué momento esto pasó a ser una mezcla de sentimientos y situaciones entre ellas y yo.

No tengo ni la más puta idea del momento en que Amira pasó a ser mi pensamiento constante y Ailén la persona que necesito alejar de mi vida.

Estás mal Hades, muy mal.

Acelero una vez más cuando estoy muy cerca de la meta, el premio son 3000 mil dólares, la carrera de autos es diurna para hacerlo aún más atractivo y peligroso, estoy acostumbrado a ganar porque el motivo que me impulsa es bastante grande así que dejarme vencer nunca es una opción.

Aprieto mi mandíbula ante la tensión y adrenalina que recorre mi cuerpo, tomo la palanca con mayor fuerza y cambio de dirección, una última vuelta lo define todo, observo ambos lados y noto a Mauricio {Un compañero de carreras} acercarse a mí, piso el acelerador, tomo la vuelta a una máxima velocidad y sonrío al verme ya victorioso llegando a la meta.

Detengo el auto al llegar y sonrío ante mi victoria, tomo la caja de cigarrillos de la guantera y bajo de mi auto mientras enciendo uno.

Scarlet es la chica rubia por la que cualquier hombre moriría, hasta yo he de admitir, siempre he tenido una debilidad por las mujeres con ese color de cabello tan vibrante, pero todo eso ha cambiado.

Ella me ha cambiado.

La rubia rodea mi cuello con sus brazos y une sus labios en un beso fugaz contra los míos.

  —¡Eres el mejor!  —Espeta y le sonrío mientras la aparto  de mí.

Mi mejor amigo me saluda eufóricamente y le respondo su abrazo  —¡Hades eres el puto amo de esta mierda!  — Todos están exaltados y tan pronto recibo mi pago me despido de ellos lo más rápido que puedo y me dispongo a irme de este lugar.

EL OTRO LADO DEL AMOR [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora