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Cuando el tipo debajo de él quedó por completo inconsciente Roger se detuvo, no, no iba a dejarlo así nada más, si no que había algo más importante que ese asqueroso hombre por atender. Blue

Cuando volteó para verla su preocupación estalló y corrió arrodillándose junto a ella. Su hermosos rostro estaba demasiado pálido y todavía húmedo por las lágrimas. Dudó un segundo en tocarla porque sus manos estaban sucias con la sangre de esa mierda, las pasó por sus pantalones limpiándose todo lo que pudo, mientras con una mano comprobaba su pulso con la otra sacaba de su bolsillo su celular

- ¿Qué quieres ahora?- preguntó la voz de Dominic algo divertida

- Ven al callejón a una cuadra del bar ahora mismo, necesito que te encargues del tipo que está aquí, llévalo a nuestras instalaciones, enciérralo y no seas nada amable con él, pero déjalo vivo porque mañana lo visitaré- Dominic con la primera orden ya se había levantado de su mesa y caminaba fuera del bar rápidamente

- ¿Que tan no amable?- preguntó con el ceño fruncido, captó la voz extremadamente enfadada de su amigo, ahora en posición de jefe, y supo que sea quien sea el tipo había hecho algo muy malo para que Roger le pidiera que no fuera amable, por lo general era el que lo contenía a él y a todos los demás para que no mataran a golpes a los hijos de puta que capturaban. Por eso era el jefe, porque era el más sensato

- Puedes divertirte, pero para mañana lo quiero consciente- respondió mirando con furia sobre su hombro al cuerpo detrás de él

- Entendido- dijo sin más, sin cuestionar, sin dudar del criterio de su jefe y amigo

- Yo llevaré a Blue a casa- y con eso colgó. Dominic se detuvo un segundo... Blue... y supo que ella tenía algo que ver con el hecho de que ese hombre estuviera en problemas... Definitivamente iba a divertirse. Lo tomaría como una digna retirada de la carrera hacia el corazón de Blue. Se merecía disfrutar de golpear al hombre que seguro intentó hacerle daño como la última cosa que haría por amor a ella

***

Llevándola en brazos caminó hacia dentro del edificio. Era una vista realmente bella, nostálgica en cierta forma, algunas personas alrededor lo miraban casi en cámara lenta, el hermoso cabello de la rubia que llevaba en brazos ondeaba con cada paso que él daba y la celeste morada estaba clavada al frente, seguro, perdido en sus pensamientos pero consciente de a dónde iba. Antes de que el ascensor se cerrara entró logrando con su sopa presencia que las tres personas dentro se pegaran a las paredes metálicas para no estorbarle. Lo miraban un poco sorprendidos, no parecía ni cansado, ni agitado, estaba quieto, tranquilo aparentemente, sus brazos no vacilaban ante el peso, era como una estatua. Lo único que les indicaba a las demás personas que no lo era, era su respiración tranquila, y el leve movimiento de sus pulgares, uno acariciando la cintura de la bonita rubia y el otro la pierna, por donde sus manos grandes la tenían sujeta

Uno de los hombres carraspeó al entender que posiblemente algo le había sucedido a la mujer

- Disculpe ¿Ella está bien? Soy médico podría...

- No hace falta- interrumpió, conocía a ese tipo, vivía un piso debajo de él y era insufriblemente arrogante contándoles a todos lo buen médico que era, la perfecta esposa que tenía y lo bien que su hija de diez años tocaba el violín. Sólo que ni era buen médico, lo habían denunciado por mala praxis un par de veces y acosaba a sus compañeras y pacientes mujeres. Ni su esposa era perfecta, era una ama de casa desesperada por sexo y eso la convirtió en una puta que se había acostado con todos los vecinos e incluso había intentado hacerlo con él. Y finalmente su hija era una niña odiosa y muy mala con el violín y todo lo que tocara, arrogante como su padre, Roger nunca había odiado a un niño antes hasta conocer a ese pequeño demonio rubio presumido. Ya hora tenía que soportar a este tipo, tenía la esperanza de no encontrarse con nadie por la hora, pero las personas allí trabajaban en horarios extraños. Ese tipo por ejemplo, seguro llegaba de trabajar en el hospital toda la noche... o de pasar la noche con su amante

- Nunca la había visto ¿No la estás secuestrando no?- preguntó con su tono prepotente, Roger rió sin gracia- digo porque eres bastante extraño...

- Tu esposa no piensa lo mismo- murmuró lo suficientemente fuerte para que todos escucharan

- ¿Qué?

- ¿Por qué no le preguntas a ella? Especifica en la parte de cuántas veces ha intentado hacer que la folle porque en casa no la satisfacen- y sin decir nada más detuvo el ascensor y bajó para subir hasta su penthouse por el otro ascensor preguntándose si había hecho bien. El tipo no era un buen médico pero era un médico y algo tendría que saber, talvez podría haberle servido para decirle si tenía que hacer algo para despertarla, dejarla dormir o que.

Unas horas después Blue se removía sobre una superficie suave y cómoda. Estiró sus brazos sin abrir los ojos y sintió el dolor en su costado, entonces los recuerdos invadieron su mente... Marco... Roger... ¡Roger! Se sentó bruscamente en lo que ahora identificaba como una cama y una vez más el dolor la atravesó. Gimió un poco fuerte sosteniendo su costado como si así el dolor se fuera

La puerta de la habitación se abrió y detrás apareció un Roger ceñudo

- Hey ¿Cómo te sientes?- preguntó de forma suave, Blue se imaginó que si pudiera tocar su voz en ese momento sería tan suave como la Nutella sobre su lengua

- Me duele un poco aquí- señaló- recuerdo que me golpeó...- su voz se fue apagando y Roger sin pensarlo se acercó a ella sentándose en la cama a su lado para acariciar su bello rostro

- Lo siento- susurró, Blue lo miró confundida y negó con la cabeza

- Tú me salvaste

- Tendría que haber llegado antes- apretó la mandíbula- y habría evitado que siquiera se acercara...- una pequeña y suave mano en su mejilla le hizo detenerse

- No es tu culpa, sólo de él. Imagina lo mal que estaría ahora sí no me hubieras salvado- Roger la miró, sus ojos verdes llenos de luz a pesar de lo que había sucedido y no pudo evitar el sentimiento de paz y dolor al mismo tiempo. Como si ella estuviera arrancando de su pecho toda la mierda que había allí, y aunque doliera abrirse a ella y dejar el pasado en el pasado, aunque costara entender que amar a alguien no significaba olvidar a alguien más, sentía paz, y se dijo que debía superar. Esa era la palabra. Superar. No olvidar ni dejar de amar. Superar para poder extender su amor y amar a alguien más. Ni Mercedes ni Agar querrían que fuera un infeliz por el resto de su vida, ni que estuviera atado al pasado. Girando su rostro besó la piel suave de la palma de la mano en su mejilla

- Tienes razón, me debes la vida- bromeó, ella sonrió

- Te lo pagaré como más te convenga- dijo con inocencia, esa inocencia que en ella lo excitaba, se imaginó un montón de formas de pago pero primero lo primero

- Primero déjeme alimentarla señorita- la tomó en brazos con cuidado mientras hablaba y ella soltó una risa sosteniéndose de su cuello. No sabía lo que estaba pasando, sólo que se sentía bien

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RogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora