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Unos golpes en la puerta la distrajeron de su tarea: lavar los platos, ollas, cacerolas, espátulas, cubiertos y sabe Dios que tantas cosas más que había utilizado al mediodía para el almuerzo. Ahora estaba pensando en que hacer para cenar cuando tocaban a su puerta

Limpiándose el jabón de sus manos sin secarlas siquiera corrió hacia la puerta, y vaya susto que se dio cuando abrió y se encontró con un hombre de espaldas, alto, grande, y con una bufanda negra que le tapaba el cuello y las orejas. Antes de mirarlo mucho cerró con fuerza, corrió hacia la chimenea y tomó el atizador antes de volver hacia la puerta gritando

- ¡Váyase de aquí ahora mismo si no quiere que llame a la policía!- con miedo, y es que ¿Quién no? Con semejante mastodonte plantado en su puerta. Cuando no escuchó ruidos por un par de minutos quiso comprobarlo y muy lentamente abrió la puerta sujetando con fuerza su atizador, cuando vio un par de pies y sintió que la puerta era empujada levantó el fierro gritando como una loca. Pero no llegó a golpear a nadie porque una mano grande la detuvo y una risa ronca la hizo abrir los ojos, que había cerrado porque no quería ver cuando lo golpeara y seguramente hiciera sangrar

Pero ¡Oh! Sorpresa. Estuvo a punto de matar a Roger

- Los vecinos creerán que estás desquiciada cariño- rió

- Oh mi Dios, casi me matas del susto- dijo suspirando y dejándolo entrar

- Tú eras la que me quería matar- se burló mientras dejaba sobre la mesa cuatro grandes bolsas que apenas Blue se daba cuenta que traía- déjame entender algo- caminó hacia ella para quitarle de las manos el atizador pero no se alejó- un tipo enorme que podría matarte con una sola mano golpea tu puerta, te asustaste por obvias razones, pero entonces crees que con un atizador podrías reducirlo cuando en realidad lo único que haces es ponérselo más fácil para entrar a tu casa, matarte, violarte o robarte- toda la diversión se había ido por completo y ahora Blue por alguna razón sentía miedo de su tono, ese miedo que sientes cuando te regaña tu mamá- en lugar de hacer lo más seguro que es llamar a la policía o a mí, que llegaría más rápido ¿Te das cuenta que lo que hiciste te puso en peligro no solo a ti, si no también a tu abuela?- la miró a los ojos, los de él con una expresión seria y enfadada, ella podía ver lo enojado que estaba. Sus propios ojos no lo soportaron comenzando a formar lágrimas, bajó la vista avergonzada y miró el atizador en manos de Roger. Era verdad, fue una estupidez de su parte ¿Y si no hubiera sido Roger? Los criminales no solían tocar a la puerta pero... uno nunca sabe

- Lo siento- susurró con voz ahogada, una lágrima escapando de sus ojos

- Eh gatita- la abrazó envolviéndola por completo con sus grandes brazos- sh... no llores, no me gusta verte llorar. Fui muy duro contigo, lo siento ¿vale? Pero me preocupo por ti. La próxima vez que algún desconocido toque a tu puerta me llamas de inmediato- y aunque ella creyó que era un poco exagerado, asintió entendiendo que por su trabajo Roger debía preocuparse por las personas a su alrededor

- Te llamo de inmediato- repitió como si estuviera memorizándolo, Roger sonrió satisfecho

- Traje la cena- murmuró sobre su cabello con olor a Blue y algo frutal

- ¡Blue!- ambos asustados se giraron para ver a Aurora llegar desde su habitación con una larga bata blanca cubriendo su camisón- ¡Nunca me avisas nada!- se quejó indignada. Roger se rió y ambas mujeres lo miraron con seriedad así que él también se puso serio

- Lo siento Aurora, fue mi culpa, llegué sin avisar- se acercó a ella y la mujer abrió sus brazos y lo rodeó de forma maternal aunque no pudiera rodear mucho ya que era bastante más pequeña que él. Pero Roger lo sintió desde el fondo de su corazón, sus padres habían muerto hacía tantos años

RogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora