Mi Tormento

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— ¡Despierta! —grité cerca de Manuel— ¡Quita tu brazo de mi cintura! —grité.

— ¿Puedes dejar de gritar? —dice quitando su de mi cintura— Si así son tus gritos, no me quiero imaginar los demás gritos que puedo provocar —dijo abriendo los ojos y poniendo su mano sobre su frente.

— Tenía 30 minutos en esa posición, ni un minuto más ni un minuto menos —dije alterada levantándome de la cama.

— Buenos días, te ves hermosa —sonríe.

— Buenos días, te ves asqueroso —sonreí y caminé al baño. Jalé la manilla de la puerta del baño y miré a Manuel, aún estaba acostado, entré al baño y cerré la puerta con seguro.

Mientras me desvestía, recordé un sueño que tuve, no sé si es un sueño o una advertencia. Como siempre mis tíos dicen que los sueños te dan una advertencia o se te hace realidad lo que soñaste. Un sueño muy raro tuve.

Soñé que había perdido a alguien especial para mí, era una noche fría había una fuerte tormenta, las gotas de agua caían como rocas, pero no había luz, solo oscuridad. Estaba en mi habitación acostada sin ánimos de nada, deprimida, no quería saber nada de nadie, solo quería desaparecer, solo quería paz una vez en la vida. Alguien había entrado a mi habitación, pero no pude ver el rostro, estaba la habitación oscura, se acercaba a mí caminando lentamente, asustada porque no podía ver quien era, la tormenta se hizo más fuerte aun, en mi ventana chocaba las gotas que eran como piedras. Su respiración era relajada, no podía moverme, no podía hablar, solo podía mirar cómo se acercaba a mí, sentía miedo a lo que podía pasar, no sabía si era un asesino en serie o un espíritu del más allá.

— ¿Llorarías si pierdes a alguien? —su voz era muy aguda, no reconocía quien era— ¿Te comió la lengua el gato? —dice entre risas fuertes—. Entiendo, no puedo seguir perdiendo mi tiempo —dice sentándose al borde de mi cama, no podía moverme, joder—. El idiota que llegó sin aviso, ahora desaparecerá de tu vida —dice bajando su mirada—. Tranquila, espero que hayas valorado su tiempo contigo —enseguida mis ojos empezaron a cerrarse no pude ver nada.

¿El idiota que llegó... sin aviso?

Mi cuerpo estaba desnudo y sentado dentro la bañera, y mi cabello caía sobre el agua. No entiendo el por qué tuve ese sueño, no sé decir si es un sueño normal o una advertencia, pero esa palabra vive en mi mente, busco la lógica pero no la encuentro.

Me estaba empezando a relajar a disfrutar estar cubierta por el agua y serenando alma... pero sin previo aviso, tocan la puerta y eso me molesta.

— ¿Ya vas a salir? —dice Manuel detrás de la puerta.

— No —respondí.

— ¿Me puedo bañar contigo? —pregunta y pude escuchar su risa.

— No —dije.

— Te pareces a la villana de la película de 101 dálmatas —dice entre risas.

— ¿Gruela de vil? —pregunté riéndome. Estúpido.

— Sí, eres su hija —empezó a reír.

— ¡Cállate! —grité.

Minutos después...

Ya desayunando en la mesa junto al idiota de Manuel, por quedarnos dormidos no pudimos entrar a la primera hora de la escuela, pero ahora tenemos más tiempo. Miré a Manuel comiendo su cereal con leche, tuve flojera de cocinar algo hoy, estaba muy concentrado en eso, luego miré mi taza de cereal y se me quitaron las ganas de seguir comiendo. Jalé mi silla hacia atrás y me levanté.

¿Quién es Annie? #BlueStarAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora