Habitación 23

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Annie

Dicen que la vida es un riesgo, mientras más riesgo, mejor

Tengo una habitación, pero no es una habitación para dormir, descansar, no... La habitación 23 es especial para mí, y para las personas que no saben obedecerme, o no saben cómo tratar a una psicópata como yo.

Sí, estoy diciendo una psicópata. Me escapé de un hospital psiquiátrico. ¿Que esperaban?

— Annie —escuché la voz de una chica—. ¿Para qué es esta habitación? Es diferente.

— Cállate Sofía, tenemos que terminar —le dije a una chica de cabello azul claro y piel blanca—. La habitación 23 se convertirá en una habitación diferente —dije entre risas.

— ¿Dónde pongo las cadenas? —pregunta Sofía.

— Pega las cadenas a lo más alto de la pared para estirarlas luego y queden en el centro de la habitación —ordené, enseguida se subió a una escalera y pegó las cadenas de la pared.

— No entiendo —dijo Sofía—. ¿Para qué quieres que te ayude a secuestrar a Kylie? —pregunta mientras camina hacia mí—. Odio fingir ser su mejor amiga.

— Confía en ti —respondí fríamente.

— ¿Eres estúpida? —dice indignada— ¡No la aguanto más! Es una estúpida —grita—. ¿Tu mataste a la doctora verdad? —pregunta, no respondí.

Sofía es una de mis asistentes, ella me ayudó a salir del hospital.

— Yo la mandé a asesinar —respondí—. Pero yo no me llené las manos de sangre, esa muerte no carga en mi conciencia —dije agarrando un cuchillo—. Si no quieres salir lastimada... —caminé en dirección a ella, se sorprendió, noté que su cuerpo temblaba—... ahórrate tus preguntas estúpidas —dije poniendo el cuchillo en su labio inferior—. Si no quieres quedarte sin lengua.

— No lo hagas —suplicó.

— Lo haré si sigues haciendo preguntas —o pude aguantar más, pasé el cuchillo por su labio inferior y salió sangre. Sonreí— Iré a la otra habitación, tengo que torturar a un chico —dije alejándome de ella.

Tengo a alguien que torturar en otra habitación. No ha obedecido mis órdenes como quiero, si no lo torturo no cumple con su deber.

— No salgas de esta habitación sin que hayas terminando de poner las demás cosas que faltan —dije saliendo de la habitación 23.

Deben preguntarse quién es ese chico, pero la respuesta me la reservo, es un chico especial, como su sangre, como su corazón, como sus dedos.

No torturo a todos en una misma habitación, cada habitación tiene algo diferente. No digo las luces, ni el espacio de la habitación, sino por las herramientas...

Llegué a la habitación 13, me puse mi máscara. No me gusta que vean mi verdadero rostro, no es por que sienta pena ni lastima al contrario, me gusta ver y escuchar un "Ya basta", "Ten piedad de mí". Eso es muy excitante para mí, ver como la sangre sale del cuerpo y se desliza sobre el suelo.

— Bienvenido —dije abriendo la puerta de la habitación—. ¿Quieres jugar conmigo? —pregunté mientras cerraba la puerta.

— ¿¡Quién demonios eres tú!? —pregunta.

Se trata de un chico de piel blanca con algunas pecas, cabellera color azabache, ojos marrones... ¿conoces el personaje?

Estaba sentado en una silla de metal, sin camisa, nada más dejando ver su pecho.

— ¿Quién crees que soy yo? —pregunté mientras caminaba hacia él.

— No —respondió—, no, no, no —grita y empieza a alterarse un poco— ¡No, Annie! —grita, sus manos están atadas a la silla al igual que sus tobillos.

— Sí —agarré un cuchillo de la mesita que estaba cerca de mí—. Yo soy Annie —clavé el cuchillo en su pierna, grita.

— ¡Annie basta! —grita.

— Estas son las consecuencias de tus actos —dije caminando a una pequeña caja de cartón tirada en el suelo. Su contenido eran serpientes—. Vamos a jugar un juego.

— ¡No quiero jugar tu maldito juego!

— Lo harás —dije terminando de ponerme los guantes y agarré una serpiente—. El juego consiste en sobrevivir, eso es todo.

En mis manos tenía una serpiente de coral. El color, la disposición y el número de los anillos son característicos para cada especie. La coloración típica incluye rojo, amarillo (o blanco), y negro.

¡Esta serpiente es perfecta!

— ¿Le tienes miedo a las serpientes? —pregunto caminando en dirección hacia él.

— Sí, les tengo mucho miedo —respondió.

— Bien —dije entre risas. Sus ojos estaban, tapados no podía verme.

Caminé en dirección a él con la serpiente en mis brazos, había silencio en la habitación solo el sonido de mis tacones hacían ecos.

— Por favor no me hagas nada —dice el chico—. Ten piedad de mí.

— El juego consiste en sobrevivir —dije quedando detrás de él, para poner la serpiente en su cuello—.Te torturé con lo que más le tengas miedo, si no le tienes miedo a nada puede que te torture con mis gustos —reí—. ¿Sabes lo que es un ciempiés?

— Sí —responde, empiezo a notar su miedo. ¡Que excitante!

— Mis gustos se basan en torturar con animales venenosos —dije mientras que la serpiente empezaba a recorrer mi brazo, pero no sentía miedo—. Animales venenosos, de esos a los que todos les tienen miedo.

— Annie basta ya —dijo un poco alterado—. ¡Alexia volvió! —grita con desesperación— Alexia no murió, fingió su muerte—. Me sorprendí por lo que había escuchado, sin pensarlo tiré la serpiente en su cuello.

— Una serpiente coral está sobre tu cuello —dije—, Ahora dime todo lo que sabes —exijo.

— ¡Annie! —grita— ¡Quita esa serpiente de mi cuello! —la serpiente enrolló su cuerpo en su cuello, quedando como un collar— ¡Alexia regresó! —grita— ¡Alexia está viva, ella no murió!

— ¿Qué más sabes, imbécil? —pregunté— La serpiente tiene intenciones de morderte.

— ¡No tengo mucha información! —grita, empieza alterarse mucho y su respiración se vuelve agitada.

— Sobrevive —dije entre risas, esto era muy excitante para mí.

— ¡Annie, basta ya! —grita, no aguanto más sus gritos de niña, puedo torturar de otra manera. Quité con cuidado la serpiente de su cuello.

— Fin del juego —dije.

Después de varias torturas con aquel chico de piel blanca, con un poco de pecas, y cabellera azabache... Murió

Y no tuve la culpa...

GAME OVER

Nota: Ya la novela está en capítulos finales, quedara en continuación

Tendrá un segundo libro

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