El menor entro al salón de clases, se extraño demasiado al no ver a error, siempre llegaba antes que el...
Tomó asiento en su puesto y abrió un libro para leer.
Tanta era la angustia de no ver al mayor que no podía ní leer.
-¡Kiky!-
El albino giro la vista para encontrarse con el mayor, saludandole mientras entraba, allí pudo estar tranquilo.
Ambos se abrazaron.
-Me preocupaste...-Dijo el menor.
-¿Ah, sí?-
-Siempre llegas temprano y... el no verte...-
-Kiky.-el mayor le levanto el mentón mientras le sonreía.
-Jamás te podría dejar solo.-