El azabache, sentado en su silla en el salon, se veía el brazo con aquellas herisas.
El albino le veía.
-¿Te duelen?...-Pregunto al ver al azabache hacer unas muevas cuando se pasaba los dedos de la mano contraria por estas.
-No.-
-¿Entonces?...-
-Me duelen las razones por las cuales estan...-
