Se enccontraban en la casa de el chico albino.
Estaban en la cama de este, Ink sentado y Error acostado con la cabeza en el regazo de el menor.
Ink acariciaba el cabello de el mayor, mientras este estaba con la mirada al techo pero con los ojos cerrados disfrutando las caricias de el menor.
-Te veo muy abrumado...-Mencionó Ink.
-¿Enserio lo crees?...-
-¿Muchos problemas?-
-A veces no paro de atormentarme, Lo sabes...-
-¿Has dormido bien?-
-Insomnio.-
-Debí suponerlo... -
-Deje de tenerle miedo a los monstruos de abajo de la cama al saber ahora que estos estan en mí.-
-Lo sé.-
-¿Que tal te va a tí?-quiso dar otro tema Error.
-Supongo que bien, Ya entiendo matematicas.-
-Ya veo, Que bien.-
-¿Verdad?-Ink sonrió alegre.
Error abrio los ojos para dirigir su vista a el rostro de el albino, pasó su mano por la mejilla de el otro.
-¿Sabes?... Los suicidas somos angeles que queremos volver a nuestro hogar...-
-¿Ah, Sí?-
-Sí, Pero contigo, siento que tengo un hogar en tus brazos.-
Ink le sonrió, muy pocas eran las veces que Error le decia aquellas cosas, Pero cuando lo hacía, para Ink sentía que valía la pena su esfuerzo por hacer felíz a el mayor y quitarle aquellos pensamientos suicidas y depresivos.
-¿Y cual hogar prefieres?- preguntó Ink.
Error luego cerró nuevamente los ojos, queriendo disfrutar las caricias de el albino y el poder pensar.
-No lo sé.-