Yo.
— ¡Higashikata! — le gustaba llamarle por su apellido algunas veces, recogía su orgullo.
El moreno no parecía oírle, correteaba las olas del mar lo más concentrado posible, Rohan juraba que si pudiese verlo de color tendría la sensación de haberse enamorado por primera vez; porque "Cuando te enamoras, lo ves todo de colores, se los juro chicos, así de genial se siente", dijo Koichi en un almuerzo con bastante charloteo.
Rohan palideció unos segundos al pensar en aquel sentimiento, ¿era normal verle tan feliz estos últimos días? Sin duda era producto de su nueva alimentación y la emoción del proyecto de artes en la Ciudad S. Pero... ¿desde cuándo se emocionaba?
— ¡JOSUKE! — gritó a todo pulmón sacado de quicio.
El moreno volteó a verle, por un momento quizo sonreírle pero al observar aquella cara de pocos amigos — cualquier parecido a la metáfora es mera coincidencia — Josuke hizo un puchero con los labios.
Eres un idiota... pensó al mirarle el rostro tan fresco.
— ¡Un ratito más! ¡Anda Rohan! — suplicó.
— ¡Ya son las siete! ¡Vámonos ya!
Él.
Me gusta hacerlo enojar.
Rió.
Yo.
— ¡HIGASHIKATA JOSUKE! — bufó.
— ¡YA VOY, YA VOY! — gritó conteniendo la risa.
Él.
Con un montón de excusas, convenció a Rohan de quedarse unos minutos más para respirar la brisa fresca. Sus fosas nasales inhalaban la sal del océano, cerró los ojos y se inclinó un poco sobre los antebrazos. Dejó que el aire frío del anochecer le exfoliara el semblante.
Yo.
Sintió la necesidad de acoplarse a su espalda, dormirse en su regazo y que sus cuerpos se convirtieran en suspiros exhaustos, llenos de caricias, sin palabras — porque Rohan las odiaba —, juntos los dos, en el mismo sueño, en la misma vida, en un solo amor.
Pero se quedó quieto, observándolo a pocos metros con los ojos bien abiertos, con la fugitiva sensación de robarle un beso con los ojos cerrados, viendo que en sus pupilas se imaginan las hojas nuevas que crecen en el cálido verano, ocultándose el deseo de que algún día llegará con él, el momento que haya crecido un poco, donde las crecientes hojas tiernas de otoño reflejadas en aquellos ojos, le miraran.
— Josuke...
Era la primera vez que pronunciaba su nombre con cariño, sin presión del otro.
— Yo... bueno... quería comentarte algo...
Él.
No había otra cosa que a Josuke le enamorara que un corazón honesto, uno que dijera la verdad a pesar de ser tan cruda. Pero en este caso para el muchacho de cabellos zaínos, no sólo era un corazón honesto, era un corazón de oro, uno de los muy pocos que hay en Morioh, de todo Japón.
Se dio cuenta de que el más serio se estaba sonrojando, entonces le contagió el bochorno.
— Tú... bueno... — se tomó unos minutos para hablar. — El profesor Kakyoin, él... me invitó a una exposición de artes y sabes que esa es mi vocación... y es muy importante para mi... y bueno yo...
Yo.
Aquí viene un pensamiento...
"Podría quererte tanto en un minuto estando contigo, porque todo eso me alcanza para seguirte buscando en esta vida, y en todas las que no estemos juntos de nuevo..."
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Él. | Rohan & Josuke.
FanfictionPorque Kishibe Rohan no podía aceptarlo, porque el destino era cruel, porque todo lo bueno se iba de alguna manera, porque la mala suerte corría por sus venas, porque nada le satisfacía, porque todo es incoloro como su arte, porque en su caminar en...